MOSCÚ. Los escándalos y la corrupción que han sacudido en los últimos años al templo del ballet ruso, -el legendario ballet Bolshói de Moscú- terminaron por derribar a su director, Anatoli Iksánov, relevado de su cargo después de trece años de polémica gestión.
El lugar del destituido director del mítico teatro lo ocupará Vladímir Urin, de 66 años, hasta ahora director del teatro musical moscovita Stanislavski y Nemeróvich-Dánchenko, anunció el ministro de Cultura ruso, Vladímir Medinski, citado por agencias del país.
“No planeo ninguna revolución y entiendo perfectamente que en este teatro, como en cualquier otro, uno no puede hacer nada sólo. Confío en que la mayoría de las personas que trabajan en este teatro, gente maravillosa y con talento, sean mis aliados y podamos resolver juntos los problemas actuales”, dijo Urin tras hacerse público su nombramiento.
Iksánov, de 61 años, gozará de un retiro de honor como asesor en el Ministerio de Cultura a pesar de las polémicas en las que se ha visto implicado el Bolshói en los últimos años, sobre todo desde el inicio de la reconstrucción del histórico edificio en 2005.
Las mayores obras de remodelación en el último siglo, salpicadas además por sospechas de malversación de los fondos públicos destinados al proyecto, se retrasaron varios años.
El Ministerio de Interior denunciaba hace menos de un mes el desfalco de 90 millones de rublos (unos 3 millones de dólares) en la faraónica obra iniciada con Iksákov en la dirección del teatro.
El nuevo director del Bolshói, que deja la dirección del Stanislavski y Nemeróvich-Dánchenko después de 18 años, convirtió el teatro musical de Moscú en uno de los más relevantes en la escena cultural rusa, gracias entre otras cosas a la introducción de espectáculos de ballet contemporáneo en su cartelera.
Urin asume el cargo tras cuarenta años de carrera dedicada a la administración y dirección teatral en toda Rusia.