Una tras otra, luchan por nuestros ojos: “Ahora, 20% menos de grasa”, “Reducido en sodio”, “Fat Free”, “Light”, “Sin azúcar”, “Bajo en calorías”, “Con antioxidantes”. Infinitas etiquetas que las compañías utilizan en los envases de sus productos para convencer a los clientes de que compren alimentos sin sentirse culpables. En realidad, cada vez es más complicado saber el contenido real de lo que comemos, y nos perdemos en pensamientos de “no engordan” o “engordan menos”.
Lo más probable es que consumimos mayor cantidad de grasa, sal, azúcar y calorías de la que calculamos. Alrededor de la mitad de los alimentos introducidos en el mercado de nuestro país son industrializados y, por ende, resulta básico aprender a leer las etiquetas a fin de estar consientes sobre lo que metemos a nuestro organismo.
¿Cuál es el contenido real de los alimentos industrializados? A continuación cinco ejemplos útiles para interpretar de manera correcta las etiquetas de los productos.
- “Libre de colesterol” (cholesterol free)
Es un buen truco, dado que esta grasa se encuentra únicamente en productos animales y los alimentos vegetarianos no la contienen. Las papas fritas, por ejemplo, son libres de colesterol pero eso no significa que sean saludables pues incluyen gran cantidad de aceite y sal. Las etiquetas también pueden reportar que el producto es libre de azúcar, sal o grasa, lo cual se refiere a que contiene menos de 0.5 gramos por porción… pero de ninguna forma a que no contiene azúcar, sal o grasa.
- Con vitaminas agregadas
Pensaríamos que los alimentos adicionados con vitaminas y minerales nos brindan los mismos beneficios que las frutas y las verduras. Por ello, muchos padres de familia los buscan, pensando que así dan el mejor desarrollo a sus hijos. Sucede que aunque estén adicionados con vitaminas como las A, C, E o las variantes de la B, los beneficios nunca serán iguales. Además, las fuentes naturales de estos componentes poseen otras propiedades (un ejemplo es la fibra requerida por nuestro cuerpo para su funcionamiento adecuado).
- Calorías
Otro de los más clásicos enigmas: las calorías publicadas en los envases muchas veces se refieren a una porción del total pero no a todo su contenido. En un paquete de cuatro galletas de chocolate, el empaque reporta 100 kilocalorías por porción (en este caso una galleta). Mucha gente erróneamente piensa que son 100 kilocalorías por todo el paquete cuando en realidad están consumiendo 400 kcal. Por eso es muy importante que leamos cuántas calorías tiene cada porción del empaque y hagamos cuentas.
- “Reducido en sodio, sal, azúcar”.
Esto podría hacernos considerar que es un alimento casi libre de sal o con poca cantidad. Esta declaración simplemente se refiere a más bajo contenido de sodio respecto a lo que el alimento suele contener.
- Light
Cuando nos proponemos bajar de peso e intentar consumir alimentos más saludables, comenzamos a llenar nuestra despensa con productos light. Estos alimentos contienen de 30 a 50% menos calorías por porción, pero no significa que sean libres de grasas saturadas o de otros ingredientes dañinos para nuestra salud. Sí, pueden engordar menos que un producto similar… pero de poco sirve cuando el producto similar de por sí engorda muchísimo.
Muchas veces, el exceso de información genera confusión, por ello no se deje llevar por la propaganda de los empaques. Recuerde que para elegir los mejores alimentos para usted y su familia lo más recomendable es optar por aquellos que son frescos como frutas y verduras, por encima de los procesados y adicionados con químicos.
No hace falta haber estudiado nutrición para entender que la comida chatarra, por mucho que diga “light” o “menos calorías”, no es ideal para nuestra dieta.
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