BRASILIA. Una vez más, centenas de trabajadores de los principales sindicatos de Brasil exigieron al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff mejores condiciones de trabajo y servicios públicos, en el denominado Día Nacional de la Lucha, que pretendía ser la cuarta huelga general después de 22 años. Liderados por el Partido de los Trabajadores (en el gobierno), el Movimiento Sin Tierra y la Unión Nacional de Estudiantes, se paralizó el transporte público en 37 carreteras de 27 estados -que era uno de los objetivos de la huelga-, pero según algunos testigos sólo se logró en São Paulo, Porto Alegre, Belo Horizonte y Salvador de Bahía.
Esta huelga general ocurre días después de que todo el país se vio inmerso en las protestas masivas, a comienzos de junio. Entonces, los brasileños salieron a las calles debido a la corrupción, los deficientes servicios públicos, la alta carga fiscal y el mejor nivel de los servicios educativos. Esta última demanda sumó a los maestros de escuelas públicas y privadas que cerraron las aulas en señal de protesta.
También se ampliaron las exigencias en materia laboral, de reforma agraria, para reducir la jornada laboral sin disminución salarial, así como el retiro de una iniciativa de ley que regula la subcontratación y el incremento en las pensiones. A esas demandas, la presidenta Dilma Rousseff respondió con varias propuestas, como invertir 23 mil millones dólares en transporte urbano, usar las regalías del petróleo para financiar la educación y traer al país a miles de médicos extranjeros para trabajar en zonas pobres y marginadas. A su vez, el Congreso aprobó varias iniciativas que respondían a las principales demandas ciudadanas, como la reducción en las tarifas del transporte y la asignación de presupuestos para servicios de salud y educación.
Rousseff también ordenó a su gabinete concentrarse en soluciones en cinco áreas prioritarias: la responsabilidad fiscal y el control de la inflación, la reforma política, la salud pública, el transporte público y la educación. Sin embargo, predomina la impaciencia ciudadana que apura con expresiones como la huelga general de este jueves, para que el gobierno atienda sus demandas.
La policía indicó que hubo pocos manifestantes en las distintas capitales. En la ciudad de Santos, trabajadores portuarios impidieron la entrada de camiones al puerto y estibadores en huelga también bloquearon el acceso a los puertos en otros seis estados.