En medio del debate y las historias de penumbras que pasan los mexicanos en Estados Unidos, inspira conocer a connacionales que han sido capaces de cumplir su propio “sueño americano”.
Rolando Herrera migró de su pequeño pueblo, El Llano, Michoacán, junto con toda su familia, ya que su padre tenía trabajo en un viñedo. Empezó como muchos, trabajando como lavaplatos en el famoso restaurante Auberge Du Soleil de Napa Valley. Después sería un cocinero de línea y a los 17 años su vida se transformó, cuando empezó a trabajar como albañil en Stag’s Leap, un reconocido viñedo.
Después el dueño del viñedo, Warren Winarski, le ofrecería un trabajo en la cosecha, con la condición de que tendría que ir a la escuela por las mañanas.
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