Hay quien la define como la Lyon o el San Sebastián de México, y tienen mucha razón en su apreciación. Oaxaca es núcleo y gestora de tradiciones ancestrales que se han revitalizado al paso del tiempo,
A su ya incuestionable magia, hay que añadir la fuerza de una de las expresiones más intensas y honestas de la suma de culturas que representa el estado, de la energía, el carácter y el amor por la vida de sus etnias: la Guelaguetza o Lunes del cerro, fiesta de los pueblos en movimiento, música, convivencia, celebración de los dones de la tierra y el diálogo inquebrantable con los dioses de la vida, y también de la muerte, entendida ésta como esencia de la regeneración.
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