Nos encontramos casualmente a Luis Felipe Bravo Mena en la sede de Acción Nacional (él no tiene oficina ahí) y aprovechamos para platicar sobre el partido y su futuro. ¡Y vaya sorpresa que nos llevamos!, pues el ex presidente del blanquiazul bien podría convertirse de nuevo en dirigente del PAN (ya lo fue de 1999 a 2005).

 

-¿Podría postularse para la dirigencia del PAN otra vez?

 

No lo sé. Yo tengo la razonada duda de si procede o no. La mayoría dice que no hay ningún obstáculo porque lo que el estatuto prohíbe es la reelección consecutiva más de una vez. Es decir, hay elección y reelección una vez, punto; pero que habiendo pasado ya un periodo, una siguiente elección no sería consecutiva y entonces no habría obstáculo. Yo no he hecho el análisis jurídico, mi certeza todavía no es absoluta. Ahora, si esto quiere decir si yo me presentaría o no para ser candidato a la presidencia del partido en la próxima elección, no es un asunto que yo haya pensado, no estoy en búsqueda de eso. Lo que sí digo a todos los que me lo han propuesto, y son muchas personas las que me lo han propuesto en el presente, es: Yo estoy para servir.

 

-Entonces se lanza…

 

Yo ya no tengo ansias de matador, yo ya maté los toros que me tocaban, pero entiendo que la institución está en un momento difícil y si en ese contexto la propuesta de Luis Felipe Bravo Mena sirve para ayudar a conciliar, a reconstruir redes, a tejer amistades, a volver a poner al partido en condición de asumir una nueva etapa en la vida política del país, como periodo transitorio, como un periodo de reacomodo de la institución, ¡yo estoy dispuesto! No me voy a negar a una responsabilidad si las circunstancias y el conjunto de factores que juegan en esto se acomodan. Ahora, tampoco voy a andar luchando como novato en este asunto.

 

-No haría campaña…

 

No,no,no, ya no es mi papel, ni creo que es lo que me piden las personas cuando sugieren que me lance. ¡No me niego!, nadie debemos negarnos a dar un buen servicio al PAN y a México a través del PAN, no me evado de una responsabilidad pero tampoco voy a forzarla ni a construirla porque a mí se me antoje sino porque las circunstancias así lo demanden.

 

-¿Cómo exorcizar el pleito entre maderistas y calderonistas?

 

Hay varios elementos para un exorcismo de este tipo: Recuperar el sentido de institución. En el partido se vale debatir, se vale competir, se vale disentir, pero sin perder la conciencia institucional. ¡Y eso es lo que se ha perdido! Se perdió la conciencia institucional. Hoy se lucha por visiones muy particulares, muy segmentadas, muy de grupo que acaban siendo tribus. Las tribus son salvajes. No es la institución, ven su interés, y además el interés es de muy corto plazo, ni siquiera de mediano plazo y entonces eso destruye todo.

 

-¿Y qué se puede hacer para lograrlo?

 

El primer elemento de este exorcismo es el llamado y la conciencia de que estamos dentro de los marcos de una institución que tiene límites que hay que respetar. El segundo exorcismo es que hay que perdonarse. Hay cosas que ya pasaron, hay lastimaduras que ya se hicieron, heridas que ya se infirieron, hay moretones que ya están  ahí. No hay manera de arreglar eso Hay que pasar por perdonarse mutuamente.

 

-¿Usted es calderonista?

 

Para mi fortuna, unos me ven como calderonista, otro como maderista, otros me ven de otras corrientes. Es mi responsabilidad y mi privilegio haber trabajado y colaborado con el presidente Calderón, con Fox, haber sido presidente nacional con el apoyo de muchísimas corrientes internas en su momento. O sea, es mi privilegio, pero es mi responsabilidad porque habiendo tenido estos honores por parte del partido, tengo que ponerme al servicio del mismo partido, tratando de ayudar a que supere este momento difícil.

 

-¿Usted no se ubica en ninguna corriente?

 

No. ¡Soy  enemigo hoy en día de las tribus! Soy un panista enamorado del PAN y solamente del PAN.

 

-¿Reto del PAN para los próximos meses?

 

Pasar por sus procesos internos dentro de un clima de debate intenso, respeto  a la institución, no al tribalismo, y respeto a las personas, en medio de un debate intenso.

 

-¿Qué piensa del Pacto por México?

 

El Pacto es bueno, es una herramienta positiva para el país, pero el Pacto no puede sustituir ni el debate político ni la tarea de los legisladores. Yo creo que el Pacto necesita ese ajuste: darse ese espacio a los legisladores, que es donde está parte del problema entre el grupo parlamentario de senadores del PAN y nuestra dirigencia. Si arreglamos eso, yo creo que todo mundo estamos de acuerdo en avanzar en reformas que el país necesita a través de la herramienta del Pacto.

 

-¿Cómo es su relación con Peña Nieto?

 

Debo decir que el presidente Peña, como político, es una generación más joven que la mía. Cuando yo actué intensamente en la política del Estado de México no estaba todavía en el escenario. Ya en posiciones donde nos pudimos encontrar, él como gobernador y yo como embajador en sus visitas a Roma, o yo como secretario particular del presidente Calderón y él como gobernador, la relación fue absolutamente respetuosa, cordial, abierta, verdaderamente fluida. Y debo señalarlo porque no era igual con todos los gobernadores. Hay gobernadores que tenían un estilo muy difícil, no voy decir nombres, pero había gobernadores con los que había que trabajar con una verdadera labor de pinzas para acomodar la agenda del presidente y que la visita no cayera por un detalle que no le gustara al gobernador. Con el gobernador Peña Nieto era absolutamente fluida, sencilla, fácil y respetuosa, muy respetuosa. Ese trato, y soy absolutamente sincero al decirlo, es el trato que he tenido con él. De manera que si esa son las condiciones de una posible relación de un presidente del PAN llamado Luis Felipe Bravo con un presidente de la República llamado Enrique Peña Nieto, si esas son las condiciones, serán igualmente fáciles y constructivas.

 

-Quedó satisfecho con la alianza del PRD?

 

En algunos casos sí. Y en particular, de las del domingo 7, el balance es positivo. Si el propósito de las alianzas era generar una condición política que impidiera o frenara una avalancha de restauración de unipartidismo hegemónico, la alianza con el PRD ha sido positiva.

 

-¿Cómo califica la actitud de César Camacho el domingo 7?

 

Lamentable! Lamentable porque creo que se dejó llevar por una información que no estaba consolidada. No solamente eso, sino que recurre a un argumento delicado que honró mucho al PRI en su momento cuando reconoció por primera vez una derrota en una gubernatura, en un figura además muy respetada del escenario político, como es la figura de Colosio, y ¡se va al fondo! Usa todo lo que estaba en el archivo de lo honorable para dar una batalla en falso.

 

-¿Lo descalifica como Interlocutor?

 

No lo descalifica. Todos los dirigentes políticos comentemos errores alguna vez y hay que ayudarnos a superarlo con nobleza política, como se decía antes, con la lealtad al adversario.