EL CAIRO. Bill Burns, subsecretario de Estado de Estados Unidos, llegó ayer a Egipto, donde permanecerá hasta el martes y se reunirá con funcionarios del gobierno interino, empresarios y miembros de la sociedad civil. Esto ocurre a dos semanas de la destitución del presidente egipcio Mohamed Mursi -que Washington no ha calificado de golpe de Estado- y de que EU mantiene la ayuda económica anual al país del Nilo, que suma mil 500 millones de dólares.

 

El objetivo de Burns en El Cairo es “subrayar el apoyo de Estados Unidos hacia el pueblo egipcio, pedir a las nuevas autoridades el fin de toda violencia, así como una transición que conduzca a una sociedad inclusiva y un gobierno civil elegido democráticamente”.

 

Es notable que a más de una semana de ocurrido el relevo del presidente egipcio Mohamed Mursi, por Adli Mansur, quien funge como presidente interino del gobierno de coalición, la Casa Blanca aún no haya decidido si fue un golpe de Estado. Si así fuera, por ley, el gobierno estadunidense debe suspender su ayuda económica al país árabe, que asciende a mil 500 millones de dólares anuales.

 

La presencia de Burns en El Cairo, la capital egipcia, no cambia la dinámica del reajuste político del país, aunque la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, se mostró «cautelosamente optimista» por la elección del economista liberal Hazem el Beblawi como primer ministro. Manifestó que Washington cree que Mursi fue «arbitrariamente detenido», pero no pide su liberación porque la situación en el país es «difícil y única».

 

Ayer, el fiscal general de Egipto, Hisham Barakat, ordenó congelar temporalmente los fondos de casi 14 miembros relevantes de la hermandad Musulmana; sin embargo, desde Ginebra, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, avaló la decisión del Partido de la Libertad y la Justicia (brazo político de la Hermandad), de participar en los comicios parlamentarios de los próximos meses.