SALTILLO, COAHUILA.- La violencia no se ha ido del estado, es constante, y el fin de semana mostró uno de sus peores rostros al ser asesinadas siete personas en menos de 11 horas sólo en Saltillo. La razón, reconoció el procurador de justicia Homero Ramos Gloria, la disputa entre cárteles del narcotráfico.

 

“Hubo una ascensión de los índices delincuenciales, sobre todo aquí en la capital, que llamó la atención, tenemos la presunción de que un solo grupo participó en varios hechos”, contó Homero Ramos.

 

A pesar de que las organizaciones criminales siguen presentes en disputa por el territorio y todos los días hay asesinatos, secuestros o extorsiones en la entidad, la Policía Federal y las Fuerzas Armadas se replegaron desde hace seis meses.

 

En la alerta de viaje emitida el pasado viernes por Estados Unidos, se incluye al estado de Coahuila, del cual refiere: “Debe aplazar los viajes no esenciales al estado de Coahuila. El estado continúa experimentando altas tasas de crímenes violentos y asesinatos relacionados con narcóticos”.

 

“Las ciudades de Torreón, Saltillo, Piedras Negras y Ciudad Acuña se ha observado un aumento de los delitos violentos en los últimos seis meses, incluyendo el asesinato, secuestro y robo de auto armado”, indica el documento.

 

En Torreón, las fuerzas militares y federales mantienen una presencia regular y para Piedras Negras, ayer fueron asignados 300 elementos castrenses, mientras que en el resto de Coahuila apenas colocan algunos retenes y llevan a cabo operaciones de inteligencia.

 

A principios de julio, la violencia fue creciendo y después de concluido el proceso electoral los ataques se dispararon, al ser asesinada una persona cada hora, en promedio.

 

La mayoría de los crímenes se los ha adjudicado el Cártel del Golfo, arrasando con aparentes  vendedores de droga, informantes y sicarios que estarían al servicio de Los Zetas.

 

Pero la seguridad en Saltillo ha corrido a cargo del Grupo de Armas y Tácticas Especiales (GATE), de la Procuraduría General de Justicia del Estado y del Grupo de Reacción Operativa de Saltillo (GROMS), porque desde diciembre de 2012, los más de 200 Policías Federales que mantenían presencia en el Hotel Imperial, se fueron.

 

Ahora, sólo en ocasiones se observan camionetas de la Secretaría de Marina, conocidas como “rápidas”, que, según fuentes consultadas: realizan labores de inteligencia.

 

Y a la entrada de la ciudad, por la carretera Torreón, hace dos meses había colocado un retén del 14 Regimiento de Caballería, pero se retiró a partir del pasado 6 de julio.  Y más allá, en la caseta Torreón – Matamoros, en el tramo conocido como La Cuchilla, desde hace más de un año se fue el Ejército Mexicano.

 

Julio inició violento

 

El día primero, en la colonia Morelos, una mujer fue encontrada calcinada en el interior de una camioneta Silverado. Tenía un tiro en la cabeza. Ese mismo día, José Antonio Castañeda, indigente, fue encontrado muerto, tenía cuatro balazos en cabeza y espalda con pistola calibre .9 milímetros. 24 horas después, un hombre fue asesinado a golpes debajo del puente Mixcoac.

 

Para el 3 de julio, en el kilómetro 11.5 de la carretera Monclova, un hombre fue apuñalado nueve veces en pecho y espalda. Presentó un balazo en la cabeza y le amputaron un dedo de la mano.

 

Siete días más tarde, un hombre fue asesinado de 15 puñaladas en rostro y cuello a orillas de la presa Palo Blanco, ubicada en el kilómetro 25 de la carretera Saltillo – Monclova.  Mientras que en una brecha que lleva a los ejidos La Minita y Las margaritas, al otro día, dos hombres fueron ultimados a balazos.

 

Fin de semana mortal

 

La tarde del viernes 12, la señal de alerta en el estado, conocida como Código Rojo, fue activada tras llevarse a cabo un secuestro en las instalaciones del restaurante La Martina, en el bulevar Moctezuma. Tres hombres  y una mujer se llevaron al encargado del negocio tras amagar a los empleados.

 

El procurador declaró que se trataba de un par de personas las que estaban plagiadas, pero los datos están reservados para proteger la seguridad de las víctimas.

 

Pero al anochecer de ese viernes, ya rozando las nueve de la noche, ocurrió el ataque al policía Estatal Juan Valentín García Ovalle, que fue emboscado por hombres armados con AK-47 y R-15; viajaban en una camioneta Dodge Liberty color blanco, cuando el agente llevaba a su madre a consulta a la Clínica 2 del Seguro Social. Cerca de las 23:00 horas, el detective murió en un hospital.

 

Y en el lapso de 00:30 y 07:20 de la madrugada del sábado, seis hombres fueron asesinados en distintos hechos, tres de ellos en ataque directo, un apuñalado; otro más calcinado y uno con el tiro de gracia

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