Durante su primera juventud, cuando era maestro normalista y actor de teatro clásico, Enoc Leaño buscaba a su alter-ego, “acarreando tristezas dentro de la realidad política mexicana”, hasta que encontró inspiración en la figura de Pancho Villa, cuya biografía lo transformó.
Hoy, este bajacaliforniano del sur, oriundo de Ciudad Insurgentes, población que ahora tiene ocho mil 700 habitantes, dice haber forjado parte de su pensamiento político en la vida del célebre general revolucionario, más allá de que ahora sea el actor que ha calzado las botas villistas en un mayor número de montajes teatrales y fílmicos, sumando ocho.
Su éxito previo, encarnando a Villa, fue en la serie: La Sombra del Águila. Sin embargo, este 14 de julio, su nueva interpretación del popular Doroteo Arango se dirigió a una audiencia estimada en 50 millones de espectadores en México, Latinoamérica y Estados Unidos, dentro del documental: El Asesinato de Villa: La Conspiración, producción de la cadena televisiva de cable Discovery.
Con la acotación de que sus opiniones deben considerarse “a título personal”, Leaño concede esta entrevista a 24 HORAS:
–Con tantas veces haciendo de Villa, ¿qué cambiarías a su historia?
–Pues de entrada yo mataría a (Álvaro) Obregón (…) antes de que él me hiciera matar. Rectificaría así lo que fue su gran error: dejar con vida al futuro traidor, y no nada más dejarlo perder mano y brazo. Y mira que tuvo oportunidades de hacerlo; en una se atravesó Luz Corral (esposa de Villa) y otra fue durante la Convención de Aguascalientes, pero ninguna la aprovechó, lástima.
–También interpretaste en el cine a Luis Donaldo Colosio (ex candidato presidencial del PRI asesinado en 1994). ¿Planeas especializarte en víctimas del Gobierno?
–No propiamente; pronto filmaré a Guadalupe Victoria, quien murió por causas médicas… Lo que sí puedo decirte es que Pancho Villa y Colosio vienen ligados en la historia: la sangre que derramó mi general, fue la amalgama que fundió las piedras con las que Obregón y Calles cimentaron a su partido, el PRI. Después, otras muertes políticas han salpicado al sistema político hasta nuestros días; entre ellas la cabeza de Colosio… cereza del pastel o corona del castillo de arena priista.
–Ambos murieron a costa del partido que ahora vuelve a gobernar México. ¿Qué opinas?
–Que la llamada “dictadura perfecta” ha sido congruente con su historia de sangre y sus víctimas; por ejemplo, la del luchador social Genaro Vázquez; o algunos recuerdos que tengo, de cuando trabajé en Sinaloa con una plaza de maestro rural, y escuchaba historias de cómo los soldados iban a tumbar amapola a la Sierra, pero también a bajar guerrilleros y después a aventarlos al mar. Esa fue una práctica muy usada en los 70, y hasta donde sé, todavía entrando Carlos Salinas, se seguía usando.
–Tiempos terribles…
–Pero le seguimos (…) Hoy me aterra que Peña Nieto esté en el poder y no garantice que no vamos a tener más muertos o desaparecidos. La inseguridad es el nuevo terror. Hace poco, en Saltillo, Coahuila, veníamos de filmar un encuentro entre Madero, Carranza, Villa y Orozco. Llegábamos a la ciudad a las tres y media de la mañana, cuando subiendo un puente nos salieron al paso dos camionetas en las que viajaban unos tipos siniestros. Nos salvamos, creo, porque veníamos en un auto del gobierno del estado, pero luego sabríamos del peligro en que anduvimos: aquél puente era el libramiento que, dicen, puso el gobernador para que Los Zetas cruzaran sus cargamentos, prácticas que hacen justo a esas hora de la madrugada (…) Imagínate, el chofer llegó pálido al hotel.
–¿No ves cierta similitud entre los 15 años que permaneció Villa como forajido y las actuales bandas del crimen organizado?
–Por supuesto que sí. Antes de estallar la Revolución, Villa tenía su banda o su runfla de cabrones, y estaba organizado. Pensemos que sobrevivir no le era fácil, razón por la que tenía que ser un macho alfa de verdad. Esa es la primera similitud con los capos de hoy. La segunda, que conocía muy bien las rutas de trasiego, y por eso no lo atraparon. Tres, tenía sus casas de seguridad, y si lo buscaban aquí, él amanecía por allá. Cuatro, dominaba relaciones internacionales, sobre todo con el país del norte. Cinco, no tenía todo su dinero en un solo banco. Seis. Sabía dónde comprar sus armas. Por último, no consumía su producto…
–Paradojas históricas…
–Villa era un sobreviviente de caciques y haciendas, un tipo emergente, como sería después Caro Quintero y otros bandoleros que hicieron emporios. No hablo de esta generación de narcojuniors, que hace poco, con Calderón, se volvieron muy sanguinarios, y ahora parece que están volviendo al bajo perfil. Quedémonos en Caro Quintero, porque había mucha gente, el pueblo, que lo aclamaba en Sinaloa, y esto es porque ponía escuelas, consultorios veterinarios. Si le pedías dinero para pagar una receta, te ponía al doctor. No estoy haciendo apología del crimen organizado, pero sirve para entender al Villa bandolero, cómo fue que este se hizo proveedor del pueblo; todo lo contrario de lo que hacían y hacen nuestros gobiernos.
–Se dice que Villa no tuvo vocación para el poder, quizá debido a su baja escolaridad…
–En esas creencias entra el tema de la conciencia de clase. ¿Quién tomó el poder tras la muerte de Villa? La clase media, representada por Obregón y Calles. Ellos escribieron la historia. Pancho Villa no era, del todo, un ignorante, como ciertamente se vendía. Te pondré un ejemplo actual. Villa se vende un poco como suele hacerlo el Peje (López Obrador). El Peje tiene esa como escuela: yo me hago pendejo, digo que soy provinciano, pero a la hora de la hora, sí tengo la información, tengo la manera de actuar… con todo respeto. Pero si lees la correspondencia de Villa, si lees las cartas con Zapata, por ejemplo, verás que están perfectamente escritas. Sus cartas hechas de puño y letra.
–El 20 de julio se cumplirán 90 años de su muerte. ¿Qué lugar ocupa Villa en la historia oficial?
–Como sabes, mi general estuvo muchos años fuera de la historia oficial, y no fue sino hasta 1978 cuando le dieron chance de incluirse en el Monumento a la Revolución. Durante los festejos del Centenario no le hicieron ningún honor especial, porque siempre ha estado a la sombra de la historia gubernamental, y aunque ahora alguien busque reivindicarlo, le estará haciendo un homenaje extemporáneo.
–Próximamente, en Chihuahua se celebrarán las Jornadas Villistas y se erigirá una estatua…
–Eso está bien, y aquí aprovecharé para decirte que me sorprendió mucho ver que el gobernador (César Duarte) es fan de Villa. Tuve oportunidad de entrar a su oficina e intercambiar recuerdos del general, comprobando que conoce su biografía y que está convencido de reivindicarlo. Quizá lo esté usando como atractivo turístico, pero eso no está mal. Todo mundo, sobre todo los chavos, deberíamos conocer a Villa, leer su biografía, entender sus causas; porque no en balde, las luchas que enarboló hace un siglo, todavía están aquí, entre nosotros.
EL ASESINATO DE VILLA: LA CONSPIRACIÓN, documental televisivo que recrea los últimos 30 minutos de la muerte del líder de la Revolución Mexicana Pancho Villa, fue estrenada este 14 de julio por el canal de cable Discovery, empresa que prevé retransmitirlo en fechas por definir.
“Todos los indicios sobre el asesinato de Villa apuntan hacia una conspiración orquestada en las esferas más altas del poder”, concluyó el filme de Discovery, confirmando la percepción popular de que los autores intelectuales del crimen (Parral, Chihuahua, 20 de julio de 1923) fueron el entonces presidente Álvaro Obregón, así como su sucesor, Plutarco Elías Calles.
La producción de Discovery señaló además que dos funcionarios federales de aquél entonces, Jesús Herrera y Jesús Salas Barraza, dirigieron al comando de sicarios que disparó 200 tiros contra Villa y cinco de sus allegados; todos a bordo de un recién estrenado auto Dodge Brothers, vehículo que se consideraría “último lujo” del líder de la célebre División del Norte.
La realización del documental estuvo a cargo del director mexicano, residente en París, Emilio Maillé (Rosario Tijeras y Miradas Múltiples, entre otras cintas), mientras que la producción fue de Patricia Arriaga (Bizbirije y Camino a Casa). Entre los especialistas consultados por Discovery, aparecieron a cuadro el escritor Guillermo Arriaga y los historiadores Martha Loyo, Ilán Semo, Pedro Salmerón y Jesús Vargas Valdés.
A manera de conclusión, uno de los especialistas consultados por Discovery, Ilán Semo, soltó un tiro de gracia: “sabemos muy bien que Obregón y Calles ganaron el poder, mientras que Villa ganó la historia”.
ENOC LEAÑO es actor egresado del Centro Universitario de Teatro de la UNAM. Nació en Baja California Sur, residió en Tijuana, Baja California, y hoy vive en México, DF.
Su filmografía abarca las cintas: Ciudadano Buelna (2013), Colosio (2011), Travesía del Desierto (2011), Rudo y Cursi (2008), Nicotina (2003), La hija del caníbal (2003), El Tigre de Santa Julia (2002) y Frida (2002).
Además del reciente estreno de El Asesinato de Villa: la Conspiración (Discovery, 2013), Leaño ha participado en las siguientes series televisivas: La ruta blanca, El encanto del águila, Vuélveme a querer, Cambio de vida, Futboleros, Amarte así, Zapata, Ladrón de corazones, El amor no es como lo pintan, El amor de mi vida, La Chacala y Nada personal, entre otras.
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