BUENOS AIRES. En Argentina ya es un lujo comer pan, la escasez de harina ha incrementado en los últimos siete años su precio en más de 700%. El alza más grave se registró en la primera mitad de 2013, en 50%, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Frente a esa problemática, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenó cerrar las exportaciones de trigo y aplicó la ley de abastecimiento, que obliga a los agricultores y operadoras de exportación a vender sus existencias de trigo almacenado al mercado interno.
Con ese cierre de exportación, el precio del grano cayó en el mercado interno, donde anualmente se consumen entre cinco y seis millones de toneladas del cereal, por lo que el trigo pasó de 15 millones de toneladas a nueve millones en siete años.
Los analistas locales explican que debido a los impuestos a la exportación agrícola creados en el 2002 -cuando se produjo una devaluación del peso argentino que en su momento favoreció las ventas externas-, ahora las últimas cuotas a la exportación afectaron el valor de la oferta en el mercado interno.
Sin embargo, la caída en la producción de trigo no explica por qué aumentó gravemente el precio del pan, que actualmente se vende entre 18 y 20 pesos (3.35 y 3.70 dólares) en las panaderías de todo el país. Por su parte los panaderos aseguran que se vieron obligados a aumentar en más de 100% el costo de la bolsa de harina en el último mes y amenazaron con bloquear los molinos del país.
Con un consumo mensual de unas 400 mil toneladas por mes, algunos creen que no habrá cereal suficiente en el país para llegar a fin de año, por lo que noviembre, cuando ingrese la nueva cosecha de trigo, será clave.