El Cártel de Los Zetas tiene presencia en por lo menos 20 estados del país, en ellos hay células que se encargan del control y operaciones del grupo, las cuales responden a un jefe y éste al líder principal, cargo que ocupaba hasta ayer Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”.
Con la captura de su máximo líder, quien mantenía el respeto y control de la mayoría de esas células en esos estados del país, se iniciará un proceso de lucha por el poder al interior del cártel, que generará reacomodos y ajustes de operadores y pequeños líderes, que permitan, al nuevo jefe, tomar el mando.
Pero se trata de uno de los grupos más violentos, con gran capacidad de fuego, muchos de ellos entrenados en tácticas militares y que han extendido su poder a través del secuestro, asesinato y sometimiento de enemigos, funcionarios y ciudadanos.
Por ello, que la sucesión dentro del cártel no será fácil, tampoco carente de violencia, por el contrario, de acuerdo a los reportes de inteligencia, su ambición, movilidad y capacidad económica y de fuego de sus integrantes, podría desatar una guerra en esos 20 estados en los que opera, generando escisiones y confrontaciones que atomizaría a esta organización y, por tanto, incrementar su virulencia.
Es difícil identificar quien logrará evitar una sangrienta confrontación interna, debido a los embates que ha sufrido Los Zetas por parte del Cártel de Sinaloa, Los Caballeros Templarios, Los Matazetas y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, principalmente; aunado a la detención de 10 de sus principales líderes y operadores, en los últimos 18 meses.
También sería una oportunidad para los cárteles enemigos, quienes han pretendido tomar todo el control de zonas estratégicas como tamaulipas, Veracruz, Coahuila, Nuevo León, Guerrero, Jalisco, Hidalgo o Estado de México, por ejemplo.
El nuevo líder
El nombre del sucesor aún no es claro. Aparentemente no existe alguien con la capacidad de controlar y dirigir a un ejército de más de cinco mil zetas en todo el país, cifra calculada por las agencias internacionales y nacionales.
Desde hace tres años, por lo menos, se han generado fracturas internas, por el control de territorios y por las diferencias en la forma de operar y atacar a los enemigos, lo que ha llevó incluso a señalar, a través de mantas, a Treviño Morales como un traidor a líderes tradicionales de células de Los Zetas, porque decían que pretendía imponerse y tener todo el poder.
Frente a este escenario, su hermano Omar Treviño Morales, encargado del tráfico de drogas desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, a Estados Unidos, podría convertirse en el principal líder, de alcanzar los apoyos internos, pero es identificado como un hombre más violento que “El Z-40”.
Otro de sus hermanos, Alejandro Treviño, “El Z-42”, que también opera en Tamaulipas, podría ser otro posible líder.
Y un tercer hombre fuerte, aunque aparentemente no tendría el respaldo total de Los Zetas, es Eduardo Almanza Morales, que opera en la frontera sur del país.
Para la agencia de análisis de inteligencia Stratfor uno de los éxitos de Los Zetas ha sido su capacidad de reemplazar a sus líderes con facilidad, lo que podría lograr en esta ocasión.
Detenido vivo
La captura de Miguel Ángel Treviño Morales, representa un éxito de un líder de un crimen organizado desde 2008, pero además su detención con vida le permitiría a las autoridades obtener información valiosa sobre la estructura y forma de operar de Los Zetas, sostiene Stratfort.
Esa información puede obtenerse, precisa la agencia, a través de interrogatorios al líder de Los Zetas y del análisis de sus objetos personales que incluyen teléfonos celulares, computadoras o documentos, estrategia que se ha utilizado por las agencias en casos como la guerra Irak.
La captura de un capo de ese nivel no se había dado desde hace cinco años, pues la mayoría de los líderes habían sido abatidos por la Marina y el Ejército, como ocurrió con los hermanos Beltrán Leyva o el propio Heriberto Lazcano.
La información que podría ofrecer “El Z-40”, mostraría que la estructura, liderazgos y forma de operar de las células que operan en los más de 20 estados del país, así como en Centroamérica y el sur de Texas.
otro eslabón que no ha podido ser identificado por las autoridades mexicanas es la forma de lavar dinero de Los Zetas, sus negocios, inversiones, empresarios vinculados y protectores, ya que cada célula tienen contadores, lavadores de dinero, corruptores de funcionarios y los sicarios, encargados de todas las operaciones internas.