WASHINGTON. Este mes, Estados Unidos asumió la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad (CS), el órgano de Naciones Unidas adonde sólo cinco países tienen derecho a veto: Rusia, China, Francia, el Reino Unido y EU.

 

En esa gestión, Samantha Power, polémica asesora de campaña de Barack Obama y actual embajadora ante la ONU, enfrentará el desafío de armonizar la defensa de los intereses regionales de EU con su propio giro humanista.

 

Power, periodista graduada en Yale que ha publicado en: Time Magazine, The New Yorker Magazine, New York Review of Books y New Republic, ha cubierto conflictos en Bosnia, Timor Este, Kosovo, Ruanda, Sudán y Zimbabue. El 5 de junio pasado, Power relevó a Susan Rice como embajadora de Estados Unidos ante el CS. Rice fue la primera mujer negra en asumir ese cargo ante la ONU hasta que el presidente Barack Obama la designó su nueva asesora de seguridad nacional.

 

La diplomacia no le es ajena a la también experta en derechos humanos y estudiosa del fenómeno del genocidio. Desde 2009 hasta febrero pasado dirigió la oficina de Asuntos Multilaterales en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. A ella se le atribuye haber puesto en la mira de Barack Obama el conflicto en Sudán, así como su autorización para intervenir en Libia. En 2012, el mandatario estadunidense la designó como presidenta de la Junta de Prevención de Desastres.

 

En la política interna, el nombre de Samantha Power saltó a escena, en principio, por su activa participación en la primera campaña electoral del entonces senador Obama, y en segundo término, por su expresión hostil contra Hillary Clinton, que competía por la nominación demócrata contra Obama, entonces precandidato a la presidencia.

 

En 2002 recibió el Premio Pulitzer por su libro Un problema desde el infierno: EU y la Era del genocidio. Su tercer libro, Cazando la Flama: Sergio Viera de Mello y el vuelo para salvar el mundo (2008), fue la base para el documental de HBO.

 

El vetusto CS

 

Integrado por cinco miembros permanentes: China, Francia, Rusia, Reino Unido y EU, el Consejo de Seguridad es criticado por la discrecionalidad con la que maneja el derecho de veto. De ahí que en conflictos como el árabe-israelí o el intracoreano, las resoluciones dejen de aplicarse por el veto estadunidense. De ahí los llamados a reformar ese vetusto organismo.

 

Según la Carta de Naciones Unidas los objetivos del CS son: mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, cooperar en la solución de los problemas internacionales y en el desarrollo del respeto a los derechos humanos, así como servir de centro para armonizar los esfuerzos de las naciones.

 

Bajo este marco, en julio, el programa del CS contempla la vigilancia al curso de las misiones y operaciones de las fuerzas de Naciones Unidas en Sudán del Sur, Chipre, África Occidental, la República Democrática del Congo, Irak y Darfur. Todos esos Estados y sus conflictos son bien conocidos por Samantha Power.