MOSCÚ. Edward Snowden, perseguido por la justicia estadunidense por filtrar información sobre la vigilancia gubernamental sobre las comunicaciones de los ciudadanos de Estados Unidos, decidió mantener silencio y no volver a difundir lo que sabe al formalizar ayer su petición de asilo temporal en Rusia, tal como le exigió el Kremlin. Tan pronto como se conoció el hecho, la Casa Blanca reiteró su pedido para que Rusia expulse al joven que hace 23 días permanece en el aeropuerto moscovita Sheremetyevo.

 

El vocero de la presidencia, Jay Carney, dijo a la prensa: “no se debe permitir que él realice mayores viajes internacionales, excepto el necesario para que regrese a Estados Unidos” y evitó comentar directamente sobre la petición de asilo de Snowden, aunque pareció desestimarla al insistir que Snowden no es un perseguido por el gobierno, sino un ciudadano estadunidense acusado de crímenes federales.

 

“Él no es un activista de derechos humanos, no es un disidente; está acusado de filtrar información clasificada y enfrenta tres cargos de felonía; por esas razones debe ser devuelto a Estados Unidos”. Carney insistió que Snowden, goza de todas las protecciones que la ley confiere a los ciudadanos estadunidenses, “tiene todos los derechos que tiene cualquier ciudadano estadunidense acusado de un crimen en Estados Unidos. Él debe volver aquí, donde puede enfrentar juicio y aprovechar esos derechos”.

 

Carney informó que comunicó ese mensaje a diversos gobiernos, incluidos varios en Latinoamérica, donde Snowden tiene ofertas de asilo por parte de Ecuador, Venezuela y Nicaragua. E insistió: “nuestro interés ha sido siempre verlo expulsado de Rusia y devuelto a Estados Unidos”.

 

La FISA

 

Una semana antes de que Snowden decidiera tramitar su asilo temporal en Rusia, Simon Jenkins, columnista del diario británico The Guardian recordó que las revelaciones del ex empleado de la firma contratista Booz Allen Hamilton, mostraron que las operaciones de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), tales como Prism, Tempora y Boundless Informant, muchas en  combinación con el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ británico) “se hacían por el acceso a Google, Apple y Facebook”.

 

Cabe recordar que Edward Snowden ha sido acusado en EU de violar la Ley de Espionaje de 1917 por revelar los programas de recolección de datos de la ASN.

 

Jenkins agrega que para estas operaciones “ellos podían citar no sólo el terrorismo, sino el espionaje, temas de interés para una potencia extranjera, ciber-ataques y armas de destrucción masiva”. El columnista cita que The New York Times recordaba cómo la Ley FISA (Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera, por sus siglas en inglés), creó la Corte de Vigilancia de Inteligencia extranjera de EU.

 

Según el diario, esa instancia, “se ha convertido en una “corte suprema paralela”, que provee de un “universo-espejo más allá del alcance del Congreso o de las cortes normales al servicio de un nuevo y floreciente campo de gobierno y de los securócratas del gobierno”. Jenkins publicó estas reflexiones bajo el título “Incluso la última obra de ficción de Le Carré no le hace justicia a Snowden”, el 9 de julio en The Guardian.

 

La solicitud

 

El fugitivo escribió la solicitud en la zona de tránsito del aeropuerto Sheremétyevo y “la entregó a un funcionario del Servicio Federal de Migración (SFM)”, anunció Anatoli Kucherena, el abogado que asiste a Snowden en la legislación rusa. “Escribió que teme por su vida y su seguridad, que lo torturen o la pena de muerte” si cae en manos de las autoridades de su país de origen. El abogado, miembro de la Cámara Pública rusa, un organismo consultivo adjunto al Kremlin, agregó que Snowden tardó en tomar la decisión por su desconocimiento de la legislación rusa. El Servicio Migratorio Ruso le permite permanecer en Rusia hasta que se resuelva la petición, que tarda tres meses, prorrogable a seis en algunos casos.

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