El pasado 9 de julio, el jefe de gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera anunció que su administración trabaja para que en la ciudad de México no existan más establecimientos “after hour“, los locales abiertos después del horario de cierre legalmente establecido.

 

Luego de que las investigaciones por la desaparición de 12 jóvenes en el bar After Heaven, el pasado 26 de mayo, arrojaran diversas irregularidades en locales de su tipo, el gobierno de la ciudad de México emprendió una campaña para detectar y aplicar la extinción de dominio en los negocios que permanezcan abiertos hasta altas horas de la mañana.

 

Después del auge de afters en la década de los 90 y principios del 2000, la políticas públicas a nivel mundial han regulado a estos locales por motivos de salud, violencia e inseguridad.

 

Sin embargo, las principales ciudades del planeta mantienen estos establecimientos producto de mejores medidas y servicios que se ofrecen a los ciudadanos.

 

Recientemente la ciudad de Los Ángeles, California, extendió su horario de servicio para bares y restaurantes en una acción para competir y atraer el turismo a la par de Nueva York, Miami o Las Vegas.

 

En Londres, Inglaterra, la legislación otorga licencias para abrir las 24 horas a espacios de concepto que van desde clásico pub inglés, hasta galerías y plataformas de música electrónica.

 

Mientras, otras ciudades como Barcelona y París, establecieron servicios que involucran el transporte público las 24 horas por lo que establecimientos tipo after enriquecen su vida nocturna.

 

Incluso ciudades como Bogotá, Colombia o Río de Janeiro, en Brasil, operan estas licencias a pesar de sus problemas de inseguridad.

 

No obstante, las políticas globales para bares en general establecen restricciones de horario cuyo cierre media a las 2:00 am, y  en algunos casos permanecen abiertos sin servir alcohol.

 

Y es que las medidas de salud pública han advertido el riesgo entre el consumo de bebidas embriagantes y las tasas de mortalidad por accidentes automovilísticos, lo que llevó a establecer acciones del tipo de “conductor designado” “alcoholímetros” o servicios de taxi obligatorios.

 

En México, este tipo de establecimientos carecen de registro específico y operan principalmente en la clandestinidad. Donde su mayor proliferación son sitios turísticos como Cancún, Puerto Vallarta, Ciudad de México, entre otros.

 

Con la violencia desatada por la guerra contra el narcotráfico, ciudades como Torreón, Reynosa, Monterrey, se han visto obligados a cerrar las puertas a la vida nocturna restringiendo por lo menos a una generación de jóvenes las opciones de recreación.