El nuevo Gobierno egipcio celebró hoy su primera reunión, en la que se comprometió a trabajar por la reconciliación nacional sin excluir a ningún grupo, mientras que los islamistas presentaron su propio plan para salir de la crisis.
En un comunicado, el Consejo de Ministros, encabezado por Hazem el Bablaui, esbozó las que serán sus líneas de actuación durante este periodo.
Algunas de sus prioridades serán acabar con las divisiones entre los egipcios, así como afrontar los graves problemas económicos que atraviesa el país.
“La patria es de todos sus hijos, sin discriminación. La hoja de ruta que han puesto las fuerzas del pueblo tras la revolución del 30 de junio incluye la participación de todas las fuerzas y corrientes en un proceso político global durante esta etapa transitoria”, recordó.
Respecto a la situación económica, reconoció que el país se encuentra en una etapa “muy crítica y dura”, en la que se necesita sinceridad con el pueblo para explicarle los problemas y sus soluciones.
En ese sentido, el Ejecutivo quiere aliviar las cargas económicas sobre las clases más bajas y prestará atención al déficit presupuestario, además de atraer inversiones del extranjero y aumentar las exportaciones y la producción.
Mientras tanto, el islamista Ahmed al Mashar, portavoz de la Coalición Nacional para la Defensa de la Legitimidad, a la que pertenecen los Hermanos Musulmanes, rechazó participar en un proceso de reconciliación nacional hasta que se restablezca “el régimen legítimo”.
“Es temprano aún para hablar de reconciliación nacional, ya que primero hay que restablecer el régimen legítimo, y ni el gobierno actual ni su primer ministro lo son”, afirmó Al Mashar.
Los islamistas organizaron hoy varias marchas en El Cairo para protestar contra la muerte de tres mujeres el viernes pasado en manifestaciones en Mansura.
Una de las marchas, de mujeres, intentó llegar al Ministerio de Defensa, aunque el Ejército se lo impidió, sin que se registraran incidentes violentos.