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Esta mañana un grupo de ocho jóvenes dreamers pondrán a prueba la política sobre inmigrantes deportados del gobierno de Barack Obama al solicitar el ingreso a Estados Unidos por el cruce internacional Nogales-Arizona sin más papel que las historias que llevan a cuestas, las cuales coinciden en que sus apegos y su amor son y han sido en ese y hacia ese país.
“Yo fui traída a Phoenix cuando tenía cuatro meses de nacida. Mi hogar es Arizona, no México”, señaló Adriana Díaz, una de las dreamers que tomará parte en esta acción. “Voy a cruzar la frontera con la esperanza de que el presidente Obama se dé cuente de que hay muchos dreamers atrapados en México a pesar de que consideran que su hogar es Estados Unidos”.
Adriana hoy tiene 22 años y se graduó con honores de la preparatoria Crestview en 2010 en Phoenix, Arizona, ciudad que dejó aterrada por las políticas del alcalde Joe Arpaio, sólo tres meses antes de que Obama anunciara el programa de Acción Diferida (DACA).
En México, país en el que nació y que sólo habitó en sus primeros cuatro meses de existencia, su historia no ha sido mejor. En Nogales, Sonora, intentó ir a la escuela, pero aquí no se le reconoce su grado escolar, por lo que se ha dedicado a trabajar con migrantes en el albergue Juan Bosco de Sonora.
Ella y otros jóvenes más solicitarán a las 9:00 horas (10:00 hora de México) que se utilice el criterio discrecional que es prerrogativa de las autoridades migratorias, para que les permitan el regreso a sus hogares y con sus familias, una acción de desobediencia civil pacífica que trasciende las fronteras y que puede sentar jurisprudencia de acuerdo con el actuar de las autoridades.
De acuerdo con la legislación estadunidense se debe proceder a una arresto, pero los cinco jóvenes, acompañados de tres activistas de la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes (NIYA), esperan que la administración Obama responda a su llamado. El actuar de la autoridad estadounidense hoy puede sentar una jurisprudencia en esta materia.
En el marco de la campaña “Bring them home”, “Tráiganlos de vuelta a casa”, los activistas Lizbeth Mateo, Marco Saavedra y Lulu Martínez, jóvenes beneficiarios del estatus de protección temporal que les otorga el DACA salieron de EU a México, su país de nacimiento, para acompañar a estos jóvenes y juntos pedir que quienes se encuentran en este limbo puedan ser escuchados.
“Sé que van a pensar que estoy loca por hacer esto, por salir de Estados Unidos”, dijo Lizbeth en un video grabado en Oaxaca, a donde viajó para visitar a su abuela por primera vez en 15 años, desde que ella, sus padres y hermanos migraron y asegura que esta acción la hace “no sólo por mi familia, sino por los miles que han sido deportados.”
De acuerdo con las cifras de NIYA son 1.7 millones los que han sido deportados, que en realidad son 1.7 familias separadas.
En este intento participan también Claudia Amaro, de 37 años, originaria de Monterrey quien llegó a Colorado a los trece, como un escape que su madre decidió luego de que su padre fuera asesinado y la familia amenazada por el crimen. En 2006, mientras vivía en Wichita, Kansas, su esposo fue detenido cuando conducía al trabajo y ella lo fue mientras hacía el trabajo de interpretación para él.
Luis Gustavo, de 20 y orundo de Michoacán, vivió en Marion, Carolina del Norte, desde los cinco, y donde estudió hasta la preparatoria y al no poder continuar dejó “su hogar”, en agosto de 2011, con la esperanza de estudiar en México. Pero al no poder estar lejos de su familia intentó volver tras el anuncio del DACA, en junio del año pasado, pero no lo logró, fue detenido por la Patrulla Fronteriza. Sin embargo un agente que entendió su situación presentó a su nombre una solicitud para DACA pero fue rechazada.
María Peniche, de 22, llegó a Boston, Massachusets a los diez, originaria del DF, donde estudio hasta la preparatoria en Revere y la cual concluyó en 2010. Posteriormente empezó a ir a Pine Manor College. En 2012, cuando no pudo pagar las elevadas colegiaturas dejó la escuela. Así que como última opción decidió viajar a México para seguir estudiando, sólo tres días antes de que el DACA fuera anunciado, ahora busca volver a casa por una oportunidad.
Ceferino Santiago, de 21 años originario de Oaxaca, vivió en Lexington, Kentucky, desde los trece años en donde estudio secundaria y preparatoria y se convirtió en un alumno destacado en artes y atletismo, e incluso ayudó a pintar el mural escolar, ciudad que tuvo que dejar cuando no pudo costear una infección de oído que requería cirugía por 21 mil dólares. Hoy intenta regresar con su hermano, su comunidad y por seguir sus estudios.