Desde hace más de una década México trabaja para incorporar las nuevas tecnologías en la educación sin que hasta el momento haya consolidado un proyecto educativo o las condiciones de infraestructura necesarias para lograrlo.

 

Enrique Tamés, director de la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey Ciudad de México,  consideró que el programa piloto de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que consiste en la entrega de laptops a alumnos de 5° y 6° de primaria para el próximo ciclo escolar está rezagado, en comparación con lo que ya realizan otros países y otros que ya se aplican dentro del territorio nacional.

 

El especialista impulsó en el Estado de México un programa de aprendizaje de matemáticas a través del celular se refirió a los alcances del programa anunciado por el actual gobierno: “Por qué entregar laptops cuando los celulares o las tabletas son más nuevas y te mantienen conectado con contenidos educativos todo el tiempo. Con ellos pueden convertirse en alumnos de tiempo completo”.

 

Su proyecto, galardonado con el Mobile Excellence in Mobile Content  2010, que entrega la Organización de las Naciones Unidas, se puede equiparar al éxito que han tenido otros como Neomath de Nokia, que se aplica en Sudáfrica y que gracias al uso de smartphones permitió a los niños mejorar 82% sus resultados en matemáticas.

 

Uruguay, Venezuela y Estados Unidos cambiaron también el uso de las laptops. El programa Canaima de Venezuela proporciona un equipo a cada menor con contenidos educativos que incluyen juegos y otras actividades vía internet.

 

En escuelas primarias de Chicago se aplica un programa que consiste en el uso de computadoras conectadas a un servidor que recibe en tiempo real los avances de los menores en lectura y escritura. Los alumnos realizan actividades de manera individual, lo que les permite avanzar a su ritmo y al maestro conocer las deficiencias de cada uno de ellos.

 

En 2004, el gobierno mexicano arrancó Enciclomedia, que consistía en un pizarrón electrónico, un proyector y una computadora de escritorio.

 

El proyectó costó más de 25 mil millones de pesos durante los siete años que funcionó, pero después quedó en el olvido. Después, al Programa de Habilidades Digitales para Todos se destinaron más de 10 mil millones de pesos.

 

La administración de Enrique Peña Nieto apostó a la entrega de 240 mil  laptops equipadas con los contenidos de los libros de texto y otros contenidos en una primera etapa, tomando como ejemplo el Programa Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea (CEIBAL) de Uruguay.

 

Además, la SEP ha entregado equipos portátiles a los docentes a través del programa Apoyo de Tecnologías Educativas y de la Información -en colaboración con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)-, y el programa piloto del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe).

 

No obstante, para Daniel Manfredo, encargado del proyecto Classmate de Intel, el desarrollo y aprovechamiento de las tecnologías debe sustentarse en cuatro pilares: el equipo que se utilizará, los contenidos, la infraestructura de las escuelas y la capacitación docente.

 

“México, al igual que otras naciones, está haciendo experiencia en el tema: están teniendo reuniones con autoridades de otros países donde ya se tienen programas de tecnología en aulas para aprender de ellos, y trabajando en el desarrollo de programas educativos y para la capacitación docente, pero todavía es de preocupar el tema de la infraestructura”, señaló el directivo de Intel.

 

Con él coincidió Tamés, quien subrayó que las condiciones de las escuelas en el país frenaron la conectividad de los equipos de cómputo, ya que los gobiernos estatales y el federal deben pensar en solucionar carencias básicas como luz eléctrica o incluso salones de clases antes de instalar  banda ancha para conectar a los alumnos a internet.

 

Añadió que la capacitación de los docentes es otra barrera a sortear, ya que los maestros de edades más avanzadas se resisten al uso de las computadoras dentro del salón de clases, lo que amplía la brecha tecnológica con las nuevas generaciones.

 

No obstante, Tamés y Manfredo reconocieron la labor de las autoridades educativas, pues existe una conciencia sobre la necesidad de reducir la brecha digital en el país, y también con otras naciones.