Fresnos de Puerto Rico, municipio de Ajuchitlán, Gro.- Desde 2007 el gobierno del estado, con el apoyo de caciques de la zona, integró un grupo paramilitar para combatir al grupo subversivo Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), pagando de 25 mil a 30 mil pesos por cada guerrillero asesinado, denunciaron ejidatarios de esta zona del Filo Mayor de la Sierra Madre del Sur.
Esta estrategia, implementada desde el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo, buscaba debilitar a las células de la guerrilla, especialmente al comandante Ramiro. El resultado fue que entre 2007 y 2009 el grupo paramilitar asesinó a por lo menos 30 campesinos de las comunidades asentadas en el llamado cordón del Filo Mayor.
El pago a estos grupos, aseveraron, los realizaban Erit Montúfar Mendoza, quien fungía como director de la Policía Investigadora Ministerial, y el general Ramón Miguel Arriola Ibaría, entonces subsecretario de Operación Policial de la Secretaría de Seguridad Pública.
Sin embargo, aseguraron los ejidatarios, entre los pobladores asesinados, una parte “eran gente inocente que el grupo paramilitar hacía pasar como guerrilleros” de la columna que lideraba el Comandante Ramiro, cuyo nombre real era Omar Guerrero Solís y que era uno de los jefes rebeldes más visibles del ERPI, quien murió en una emboscada en la comunidad de Palos Grandes, municipio de Ajuchitlán del Progreso, el 6 de noviembre de 2009.
José Luis Villalba Sánchez y Javier Villalba Sánchez, presidente y secretario del comisariado ejidal de Fresnos de Puerto Rico, localidad situada en el Filo Mayor, detallaron en entrevista que, tras el asesinato de Ramiro, el grupo paramilitar continuó con su labor de exterminio hasta el último día del gobierno de Torreblanca Galindo.
Los embates de ese grupo armado obligó a los guerrilleros a replegarse y, en algunos casos dispersarse. Al ya no recibir el pago por parte del gobierno y no tener blancos por asesinar, el grupo paramilitar se volcó contra de la población civil, a la que comenzaron a extorsionar.
Los dirigentes ejidales denunciaron que decenas de comunidades de lo que ellos llaman El Cordón del Filo Mayor viven, hasta la fecha, bajo asedio de ese grupo en una franja que se extiende desde Fresnos de Puerto Rico hasta Vallecitos de Zaragoza, área geográfica que involucra a los municipios de Petatlán, Tecpan, Coyuca de Catalán y Ajuchitlán del Progreso.
El repliegue y dispersión de las células de la guerrilla, allanó el camino a Los Caballeros Templarios para lograr que se incorporaran a sus filas y, desde entonces, son su integración, este cártel logró tener mayor movilidad en Guerrero y amplificar su control.
La búsqueda
En entrevista, los hermanos Villalba Sánchez relataron algunos trozos de la historia de acoso y terror que han debido soportar en sus comunidades desde junio 2007, cuando por iniciativa del gobierno estatal se organizó un operativo conjunto de la Policía del Estado y de la Policía Ministerial de búsqueda del Comandante Ramiro del ERPI. Fue un fracaso, porque el área de operación de la guerrilla era muy extensa.
Los funcionarios policales, Montúfar Mendoza y el general Arriola Ibaría “dejaron el encargo” de la captura o exterminio de los rebeldes a un grupo de personas de tres comunidades: Fresnos de Puerto Rico, El Coacoyul y Mesas del Guayabo, quienes se encontraban inconformes con el accionar de la columna guerrillera que, explican, también cometió asesinatos en contra de campesinos de esas comunidades.
Entre quienes se integraron al grupo de combate estaban los hermanos Sergio y Serafín Alegre Cortés, así como Martín Villegas Alegre y Miguel Alegre García, quienes comenzaron a emboscar a quienes consideraban parte de los encapuchados.
“El gobierno le ofrecían armas y todos los apoyos, radios de comunicación, ropa exclusiva del ejército para hacer ese tipo de cosas, pues para eso los contrataban. Los equipaban, los apoyaban con lo que fuera necesario, incluso económicamente. Por ahí se supo que por cada gente encapuchada que mataran, a favor de Ramiro, les pagaban 30 mil pesos, por cada que mataban. Les convenía. Y entonces mataban mucha gente inocente haciéndola pasar como gente encapuchada”, explicaron los hermanos Villalba Sánchez.
¿Como cuánta gente inocente mataron?, se les preguntó.
“Pues no se sabe porque la región es muy grande (la del Filo Mayor, desde Fresnos de Puerto hasta Vallecitos de Zaragoza), pero tuvo que caer mucha gente. Ya reportaban y cobraban lo que les prometía el gobierno. Ni el gobierno tenía esa atención especial de ver (verificar) siquiera si era gente culpable o no, nomás les ponían capucha y ya decían que eran (guerrilleros). Eso hacían las personas que contrataba el gobierno”, sostuvieron.
Por ejemplo, uno de los campesinos asesinados que hicieron pasar como guerrillero, contaron, fue Antonio Arreola Rodríguez, “pero era un señor de trabajo, de unos 48 años”.
Reacción
Al enterarse, el jefe guerrillero Ramiro incursionó a fines de 2007 a Fresnos de Puerto Rico y asesinó a Sergio Alegre Cortés así como a su hijo Rosendo Alegre Villegas. Por su parte Serafín Alegre abandonó la comunidad junto con su familia y sus sobrinos Martín Villegas y Miguel Alegre.
Aunque ninguno de los ejidatarios entrevistados puede precisar el número de campesinos que llegaron a integrar el grupo que combatía a la guerrilla, en sus comunicados la dirección del ERPI llegó a informar de “sanciones vitales” contra unos 50 “narcoparamilitares”, por parte de la columna que lideraba Ramiro, quien en una conferencia de prensa a mediados de 2009 dijo que habían tenido choques tanto con paramilitares como contra el mismo Ejército Mexicano.
Los ejidatarios dijeron tener conocimiento de que los encapuchados del ERPI, con el Comandante Ramiro a la cabeza, también asesinaron a campesinos de algunas comunidades que se negaron a cooperar con ellos. Entre esas comunidades figuraban El Coacoyul, Las Mesas y El Guayabo, entre otras, de donde surgieron los campesinos que se convirtieron en paramilitares.
El asedio
La denuncia de los dirigentes ejidales -que fue verificada con los testimonios de otros campesinos- la banda armada de la familia Alegre, ha mantenido un asedio constante contra los habitantes de Fresnos de Puerto Rico, a quienes pidieron en principio un pago de nueve millones de pesos para no agredirlos. Esa cantidad bajó finalmente a tres millones de pesos que, como fecha máxima, deberían pagar a más tardar el 31 de enero de este, so pena de ser ejecutados o sus casas incendiadas.
“Pedían mucho dinero, pedían tres millones de pesos, por sus tierras. Entonces llegó a un acuerdo la gente para que la amenaza, que ya estaba fuerte, no se cumpliera”, comentaron los hermanos Villalba Sñanchez.
Así, grupos delictivos como Los Templarios, los Torres Cruz, los Villa Villalobos o los Alegre mantienen asolada toda la región, sin que ninguna autoridad federal o estatal intervenga hasta el momento.
“Nos sentimos abandonados, olvidados por nuestras autoridades y en este contexto cualquier cosa puede pasar”, dijo José Luis Villalba Sánchez, quienes hicieron un llamado al gobernador Ángel Aguirre Rivero para que intervenga y garantice su seguridad.
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