RÍO DE JANEIRO. Las favelas son el escenario de la exclusión y de la desigualdad. Son asentamientos irregulares brasileños que representan un ícono de la urbanización en aquel país, muchas situadas en zonas turísticas y también en zonas no tan precarias.

 

La contabilidad nunca es exacta en cuanto al número de estas urbanizaciones: En 2004 se estimaba que existían unas 750 favelas en Río de Janeiro, extendidas por casi 43 mil kilómetros cuadrados. Cinco años después, un estudio del Instituto Municipal de Urbanismo Pereira Passos (IPP) afirmaba que a enero de 2009 la ciudad de Río tenía ya 968 favelas y que esa expansión representaba el crecimiento de tres millones de metros cuadrados en una década.

 

Se dice que el trazo urbano, la ubicación geográfica y la vida cultural de Río de Janeiro la convierten en una ciudad excéntrica. La favela de Río tiene estas características:

 

“Es una aglomeración humana en más de 50 casas de aspecto rústico o barracas, los terrenos en donde fueron construidos no tienen propietario formal o con licencia, ausencia parcial o total de la red sanitaria, energía eléctrica, teléfono y agua corriente, falta de identificación en las calles”, de acuerdo con la caracterización que hizo, a mediados de los años 50 del siglo pasado, el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

 

Los nombres de las favelas dicen todo a los brasileños y poco a los ciudadanos de otros países. Sin embargo, a todos se aparece la imagen de una zona abigarrada de viviendas, con pasadizos en lugar de calles y casi todas situadas en cerros (morros). Son las favelas de Rocinha, Cidade de Deus (al oeste) la enorme favela de Fazenda Coqueiro o el Complexo da Maré, así como la de Varginha, un complejo habitacional que visitará el papa Francisco el jueves próximo en Río.

 

De acuerdo con la investigación de Luz Santa María Muxica, especialista en letras de la Universidad de Chile, la favela es parte del imaginario urbano de Río de Janeiro hace ya mucho tiempo, aunque no siempre ha caracterizado a esa ciudad.

 

Protestas contra gastos

 

Decenas de manifestantes fueron detenidos la noche del lunes, frente al Palacio de Guanabara, sede del gobierno estatal de Río de Janeiro, donde sostuvieron un encuentro la presidenta Dilma Rousseff  y el papa Francisco. Las detenciones se realizaron luego de que la policía detectó que uno de los manifestantes portaba 20 bombas molotov. Elementos de la Policía Militar que resguardaban la seguridad del sitio fueron atacados con piedras y artefactos incendiarios, uno de los cuales le causó quemaduras en el cuerpo a un agente. El martes, las protestas habían disminuido en número e intensidad, aunque algunos grupos seguían manifestándose contra el gasto de más de 50 millones de dólares para financiar la visita del pontífice, así como para realizar las futuras Copa del Mundo Brasil 2014 y los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016.