COPACABANA. Un millón de jóvenes, según el Vaticano, de 190 países dieron hoy la bienvenida al papa a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en una festiva ceremonia en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, durante la cual Francisco pidió a los muchachos que pongan a Cristo en sus vidas y estén en guardia ante la tentación de ponerse en el centro y creer que solos construyen sus vidas y que el tener, el dinero y el poder es lo que da la felicidad.

 

“Pero no es así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. ¡”Pon a Cristo” en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado!”.

 

Francisco insistió: “Pon a Cristo en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre, pon a Cristo y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro, pon a Cristo y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda”.

 

El papa Bergoglio también les llamó a que pongan fe y sus vidas tendrán un sabor nuevo. Y agregó que la fe lleva a cabo en la vida de los hombres una revolución “copernicana, porque nos quita del centro y pone en él a Dios”.

 

El Obispo de Roma también les exhortó a no tener miedo a pedir perdón a Dios. “El no se cansa nunca de perdonarnos, como un padre que nos ama. ¡Dios es pura misericordia!”.

En un ambiente festivo y desafiando la lluvia que en los últimos días no deja de caer sobre Río de Janeiro, los jóvenes acogieron al papa como a una estrella del pop, entre cánticos, vivas y con miles de banderas de sus países de origen.

 

El “papa villero” fustiga a las élites; pide a jóvenes combatir la exclusión

 

En la mañana el llamado “papa villero”, mote acuñado en su natal Argentina cuando fue elegido pontífice por frecuentar las llamadas ‘villas miseria’ y trabajar por los pobres, también fue recibido con un desbordante entusiasmo en un entorno muy diferente: una de las favelas más violentas de Río de Janeiro donde le pidió a sus habitantes conservar la esperanza aún frente a la corrupción mientras fustigó a los ricos, a quienes les pidió poner fin a la “cultura del egoísmo”, que ha marginado a los pobres de la sociedad.

 

Fue una clara referencia a las violentas protestas que paralizaron varias ciudades del país en las últimas semanas cuando miles de brasileños, enfurecidos por una rampante corrupción, la mediocre prestación de los servicios públicos y la irrelevancia de la clase política brasileña

 

El mensaje papal durante este viaje también ha fustigado las elites políticas y ha motivado a la juventud a luchar por sus ideales, combatir la exclusión y las desigualdades mostrando su personalidad poco convencional, casi la de un rebelde en sotana, al invitar a su compatriotas peregrinos de su natal Argentina a crear líos y salir a las calles a difundir la fe.

 

“Quiero lío en las diócesis, quiero ver que la iglesia se acerque a la gente, quiero que nos despojemos del clericalismo, lo mundano, el estar encerrados en nosotros mismos, en nuestras parroquias, colegios o estructuras, porque ellas son para salir”, dijo el santo padre a los argentinos que tuvieron que hacer largas filas para verlo en la catedral metropolitana de Río de Janeiro.

(EFE)