Frecuentemente escuchamos que es más sano consumir alimentos orgánicos que convencionales. Idea que hemos adoptado con el tiempo y que cada vez nos confunde más al decidir qué adquirir para el bienestar de la familia.
Al comparar la fruta orgánica con la convencional notamos muy pocas diferencias: además de que se ven iguales contienen las mismas vitaminas, minerales, calorías y las dos son libres de grasa. La principal discrepancia radica en el precio más elevado de la fruta orgánica, que suele llegar al doble o más. La pregunta es ¿por qué comprar orgánico si es más caro y más difícil de encontrar?
¿Cuál es la diferencia entre la comida orgánica y la convencional? Los productos orgánicos que provienen de la tierra, como frutas, verduras y leguminosas, crecen con agua y tierra y no son adicionados con pesticidas, herbicidas, fungicidas, sustancias sintéticas y otros químicos, como los convencionales.
Mientras tanto, los alimentos de origen animal no son inyectados con hormonas de crecimiento, generalmente utilizadas para incrementar cantidad de carne.
Un estudio realizado por la Universidad de Stanford detectó que los alimentos orgánicos ayudan al medio ambiente pero las diferencias nutricionales entre estos productos y los convencionales (como el contenido de vitaminas, minerales, proteínas y grasas) son mínimas. Aún no hay suficiente evidencia que muestre que la comida orgánica posea grandes beneficios para la salud o disminuya riesgos de diferentes enfermedades.
Lo importante es no dejarnos llevar por el marketing. Tener la etiqueta “orgánico” no siempre significa que el producto sea, de hecho, plenamente orgánico, sino quizá nada más en alguna faceta. Existen muy pocas compañías que en realidad los producen y son generalmente las que producen a menor escala.
Cuando se trata de alimentación, nuestro objetivo principal debe ser buscar lo más sano. Los beneficios a largo plazo que provee el consumo adecuado de frutas y verduras en nuestra salud son mucho mayores que los derivados de la comida orgánica. ¿Entonces? Piénselo dos veces cuando decida gastarse más por comprar alimentos orgánicos; en ocasiones puede valer la pena, pero hay otras prioridades mucho más relevantes que usted debe considerar si quiere cuidar su organismo.
Otro factor a recordar es que han aflorado numerosas etiquetas y distintivos en los empaques, que todavía nos distraen más. La única etiqueta autorizada por Estados Unidos como alimento orgánico es la siguiente:
Una moda muy cara, pero cuyos efectos positivos todavía no podemos conocer.
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