RÍO DE JANEIRO. El papa Francisco dijo hoy que hace falta una Iglesia que se dé cuenta de las razones por las que muchas personas se alejan de ella y que lo reconozca con valentía, una Iglesia que sepa escuchar y que se ponga en camino con la gente.

 

Francisco hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió a los obispos brasileños, ante los que dijo que la Iglesia no puede alejarse de la sencillez y la simplicidad y no debe ceder al miedo, el desencanto, el desánimo, a las lamentaciones.

 

“Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en su noche. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarse en su camino, una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de ella, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo, impotente para generar sentido”, afirmó.

 

El papa Francisco reconoció el sábado que la iglesia ha perdido fieles porque no ha sabido ofrecer respuestas para el mundo moderno, por lo que pidió a los obispos formar ministros “capaces de enardecer el corazón de la gente”.

 

(Foto: EFE)

 

Al hablar con obispos latinoamericanos en el palacio arzobispal Sao Joaquim, de Rio, Francisco reconoció que “muchos se han ido porque se les ha prometido algo más alto, algo más fuerte, algo más veloz”, según el texto preparado de su discurso, en un acto que no fue transmitido al público.

 

Para el papa, la iglesia tiene que perder el miedo de acercarse a esos fieles que se han alejado en busca de otras opciones, tras reconocer que “tal vez el mundo parece haber convertido a la iglesia en una reliquia del pasado”.

 

El mensaje fue un enérgico llamado para que los líderes eclesiales latinoamericanos formen religiosos capaces de entusiasmar a los fieles con una iglesia que tal vez “se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes”.

 

“Si no formamos ministros capaces de enardecer el corazón de la gente, de caminar con ellos en la noche, de entrar en diálogo con sus ilusiones y desilusiones, de recomponer su fragmentación, ¿qué podemos esperar para el camino presente y futuro?”, preguntó Francisco.

 

Ello implica también hablar a los fieles en un lenguaje sencillo para evitar perder seguidores que no entienden el mensaje eclesial.

 

“A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera también una racionalidad ajena a nuestra gente. Sin la gramática de la simplicidad, la iglesia se ve privada de las condiciones que hacen posible ‘pescar’ a Dios en las aguas profundas de su misterio”, expresó el prelado.