ROMA. Con un funeral en el palacio de deportes de la localidad de Pozzuoli (sur de Italia) y al que asistió el primer ministro italiano, Enrico Letta, Italia despidió a las 38 víctimas mortales del accidente del pasado domingo, cuando un autobús se despeño por un viaducto.
La ceremonia fúnebre comenzó con la lectura de los nombres de las 38 víctimas, la más joven una chica de 16 años, todos ellos familiares y amigos de localidades de la zona y que solían organizar excursiones.
Cientos de personas llenaron el palacio de los deportes de Pozzuoli, localidad de la provincia de Nápoles, para dar el adiós a sus vecinos, mientras que los familiares se encontraban sentados rodeando los 38 ataúdes.
Durante la ceremonia fúnebre se pudo ver cómo numerosos familiares y conocidos de los fallecidos se acercaban a los ataúdes cubiertos de flores, a los que se abrazaban entre lágrimas, para darles su último adiós.
Foto. EFE
Una de las familiares de una de las víctimas sufrió un desvanecimiento cerca del final de la ceremonia y fue asistida por los servicios médicos presentes en el lugar.
Al funeral, oficiado por el obispo de Pozzuoli, Gennaro Pascarella, acudieron además del presidente del Gobierno, la ministra de Agricultura, Nunzia De Girolamo; el delegado de Gobierno de Nápoles, Stefano Caldoro, y representantes de varios partidos políticos.
Sobre el accidente ya se han abierto varias investigaciones para esclarecer las causas que llevaron al autocar a impactar primero con los vehículos que tenía delante para después chocar contra el guardarraíl y caer desde una altura de 30 metros, en la autopista que une Bari y Nápoles.
Las primeras hipótesis hablan de un fallo en el sistema de frenos del autocar o, incluso, del reventón de uno de los neumáticos, pero todas éstas tendrán que ser verificadas por los supervivientes o los peritos, ya que el conductor del autobús murió en el accidente.