Francisco José Garzón, el maquinista del Alvia quien conducía el tren que se descarriló y causó la muerte de 79 personas en Santiago de Compostela, España, ya declara ante las autoridades.

 

Después de pasar dos días en el hospital con tres costillas rotas, un neumotórax y una lesión en la cabeza, Garzón, es interrogado por el juez y el fiscal del caso.

 

Esta es la transcripción textual tomada de el diario español El País.

 

 

Fiscal. ¿Qué estaba pensando usted antes de entrar en ese segundo túnel [el último antes de la curva fatídica]?

 

Garzón. No lo sé, si lo supiera… la lacra que me va a acarrear para toda la vida es tremenda.

 

F. Estamos trabajando todos los que estamos aquí, la policía y el resto para saber qué paso por su cabeza. Le pido ese esfuerzo para saber si estábamos centrados…

 

G. Señoría, le digo sinceramente que no lo sé, no estoy tan loco como para no frenar.

 

F. En otras ocasiones había cogido esos últimos dos túneles…

 

G. La única vez que me pasó, por desgracia.

 

F. ¿Usted activó el freno en algún momento?

 

G. Hombre, pero era inevitable ya.

 

F. ¿Qué tipo de freno activó?

 

G. Activé el neumático, etcétera. Todos.

 

F. ¿En algún momento levantó el pie del pedal de hombre muerto?

 

G. No lo sé, el pedal de hombre muerto lo tenemos como inercia ya, muchas veces ni nos enteramos de que hacemos la secuencia, son secuencias cortas de siete segundos.

 

F. ¿Cuándo nota usted que el tren se le vence?

 

G. Es que en la curva ya veo, ya veo que no la paso, veo que no la paso.

 

F. ¿Activa usted el sistema de frenado al entrar en el túnel?

 

G. Antes de que se me venza el tren, ya llevo todo activado y veo que no, que no paso.

 

F. ¿Vio usted el vídeo del accidente?

 

G. No vi ni prensa ni radio ni televisión.

 

F. Mejor.

 

El conductor prosigue en su relato. Se le pregunta por la llamada al servicio de incidencias de Renfe que realizó nada más estrellarse y en la que ya reconoció su exceso de velocidad y los 190 kilómetros por hora a los que circulaba por una curva limitada a 80.

 

También asegura que al bajar de la locomotora contó esas mismas impresiones “al gobernador civil”, el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, uno de los primeros dirigentes que apuntó en privado la hipótesis del error humano.

 

Las preguntas del ministerio público continúan.

 

Fiscal. ¿Había algún elemento en el trazado, la vía o el vehículo que le hubiera perjudicado en la conducción?.

 

Garzón. No, no, no.

 

F. Cualquier aspecto del estado de la vía, su trazado o del estado de la máquina o de los sistemas Asfa o ERTMS…

 

G. Es que todo va en que yo debo saber que en ese punto debo ponerme a esa velocidad (80 kilómetros por hora), nada más.

 

Antes de la reunión con el fiscal, el juez que instruyó la causa le leyó sus derechos: “A no declarar, a no declarar contra sí mismo, a no declarar a cualquier pregunta que se le haga y a manifestar lo que estime conveniente”. Y la asistencia del letrado, que es un abogado de Renfe.

 

El maquinista asiente y va respondiendo pregunta a pregunta a todo el cuestionario. El conductor explica que cada día solía frenar cuatro kilómetros antes de entrar en los túneles, a diferencia de lo que hizo el pasado 24 de julio con su despiste.

 

Juez. ¿Recuerda a qué velocidad circulaba cuando tuvo el accidente?

 

Garzón. Cuando fue el golpe, andaría entre 180 y 190, no me dio tiempo a nada.

 

J. ¿Por qué no redujo?

 

G. Es que no le doy explicación, no lo comprendo, cómo no lo vi.

 

J. Una cosa es que sea un instante, pero usted circula cuatro kiómetros a una velocidad muy superior a lo que suele hacerlo.

 

G. Cuatro kilómetros a 200 kilómetros por hora va muy de prisa.

 

J. Al entrar en los túneles no se da cuenta y no reduce la velocidad.

 

G. Yo cuando me doy cuenta, es que hay más túneles y yo voy tranquilamente pero no, no, no…

 

El maquinista también se defendió de las acusaciones acerca de que había colgado una foto en su perfil de Facebook en marzo de 2012 en la que se jactaba de la velocidad a la que conducía y dijo que no era él quien pilotaba aquella locomotora. Defendió que la instantánea corresponde a unas prácticas que realizó en Medina del Campo para conocer el estado de las vías y los cruces antes de hacerse a las nuevas máquinas.