WASHINGTON. Horas antes de la audiencia en la que finalmente, Ariel Castro fuera condenado a cadena perpetua por el secuestro de tres mujeres durante diez años, salieron a la luz nuevos detalles del maltrato al que este sometió a sus víctimas, contenidos en un memorando publicado por la fiscalía.

 

Según ese memorando, Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús tuvieron cadenas atadas a los tobillos, solo tenían acceso a inodoros de plástico colocados en los dormitorios, “que rara vez se vaciaban”, y únicamente eran alimentadas una vez al día.

 

Las tres mujeres reflejaron en diarios los abusos sexuales y psíquicos a los que eran sometidas por Castro, quien en una ocasión las mantuvo encerradas en un vehículo durante tres días mientras tenía una visita en su casa.

 

El pasado 6 de mayo, en un descuido de Castro, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos y un vecino, Charles Ramsey, acudió en su rescate y ayudó a la joven a romper la puerta de la casa en la que estaba secuestrada.

 

Berry dijo a sus rescatadores que en la casa había más personas recluidas contra su voluntad: DeJesús, desaparecida en 2004 con 14 años; Knight, cuyo rastro se perdió en 2002, cuando tenía 20; y su propia hija, de seis años, fruto de los abusos de Castro.

 

Antes de emitir la sentencia, la fiscalía mostró fotografías de la casa que fue una prisión durante una década para las tres jóvenes.