Un hombre convencional teme a probar todo aquello que pudiera comprometer su masculinidad frente a la imagen pública, sin embargo para Mauricio esto dista de estar en su realidad. A sus 19 años decidió probar suerte con el maquillaje terapéutico para mejorar su aspecto, luego de que cinco años atrás la explosión de un polvorín le dejara quemaduras y posteriormente marcas en rostro y cuerpo.
Mauricio ha decidido adaptar a su vida una serie de recursos que le ayuden a mejorar el aspecto de su rostro, lo que además le permite afianzar su autoestima.
En una sesión que duró poco más de una hora, probó correctores y bases que le permitieron definir mejor las zonas en su rostro y conseguir una textura mucho más cercana a la de una piel sana.
En estos años, dice, no ha sido fácil convivir con el entorno. Ha enfrentado el señalamiento público y las reacciones de quienes frente a lo desconocido, no saben cómo actuar.
“Es gente que no tiene educación y que son ignorantes, ya no lo tomo en cuenta pues sólo te puedes deprimir” dijo Mauricio en charla a VIDA+, con un gesto de ligera molestia. “Yo me siento bien, mis amigos me apoyan, todo ha ido mejor” agregó.
Junto a otros diez jóvenes, se sumó al taller de maquillaje médico que organizó la fundación Michou Mau junto a la firma Pierre Fabre, con el objetivo de ayudar a adolescentes a corregir imperfecciones, no sólo en cara, sino en otras partes del cuerpo, con productos que además de disimular cicatrices, ayudan al alivio, acondicionamiento y regeneración de la piel.
La cita fue un éxito. “Me siento muy animado, muy motivado, no esperaba que fuera un cambio tan brillante”, dijo con un semblante muy distinto al que tenía al iniciar el taller.
Desde el accidente a la fecha se ha sometido a por lo menos siete cirugías reconstructivas, tan sólo en rostro y tras un largo proceso de rehabilitación y reinserción social hoy quiere seguir adelante.
“Tenía 14 años, acompañaba a mis familiares a una fábrica de cohetes y hubo una explosión, desafortunadamente yo estaba adentro del polvorín” narró brevemente sobre el suceso.
Actualmente cursa tercer semestre del bachillerato técnico en contabilidad; en sus planes está seguir estudiando y considera que en algún momento podría tener una familia.
El taller de maquillaje médico tiene como objetivo enseñar a niños que han sufrido quemaduras una serie de productos que favorecen a pieles dañadas y como utilizarlos a su favor.
Mauricio esta agradecido de ser parte de este equipo pues el apoyo no sólo ha sido médico, sino emocional.
Fundación Michou y Mau
El taller es un esfuerzo coordinado entre la fundación Michou y Mau para niños quemados y la empresa Pierre Fabre, que ha desarrollado a través de la filial Avéne, una serie de enseres que favorecen a las pieles dañadas, a la vez que ayudan a disimular cicatrices.
Con atención a cerca de siete mil niños quemados en diferentes lugares del país, Michoau y Mau reporta que al menos 75% de quienes vivieron alguna quemadura manifiestan cicatrices como secuela, afectando notablemente a la autoestima de los pacientes, sobre todo cuando las lesiones se presentan en el rostro o zonas visibles.
La atención a los afectados es integral; con pediatras, anestesiólogos, rehabilitadores y especialistas en secuelas que, de manera altruista, ofrecen sus servicios a los niños de escasos recursos que sufren quemaduras por algún motivo.