La tasa de interés es el precio que se paga por el uso del dinero durante un determinado periodo de tiempo. Parece muy complicado, pero en realidad no lo es tanto.
El origen de la tasa de interés se remonta a etapas anteriores a la Edad Media donde el interés llegó a ser mal visto por considerar que era un atentado contra la divinidad. De hecho, su cobro se estableció como “pecado de usura”.
No obstante, esa idea se modificaría con el paso del tiempo, al punto de que actualmente se considera un detonador de la economía, ya que facilita el consumo y como consecuencia la demanda de productos. Otro aspecto importante es que las tasas de interés altas favorecen el ahorro y frenan la inflación.
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