El presidente de Irán, Hasan Rohani, reiteró hoy que trabajará para mejorar las relaciones exteriores y acabar con las sanciones impuestas a su país, en la ceremonia en la que fue ratificado en el cargo por el líder supremo de la República Islámica, ayatolá Ali Jameneí.

 

Rohani, un clérigo musulmán chií moderado que ganó en primera vuelta las presidenciales del pasado 14 de junio, en un acto previo a la jura y toma de posesión del puesto mañana ante el Parlamento, dijo hoy que sus principales objetivos son “rescatar la economía de Irán y conseguir una interacción positiva con el mundo”.

 

“En el ámbito internacional, daremos nuevos pasos para el desarrollo del pueblo de Irán con el objetivo de lograr beneficios para la nación y el levantamiento de las sanciones”, dijo Rohani, en referencia a las medidas impuestas por EU y la Unión Europea, que han estrangulado la economía iraní.

 

La ceremonia se celebró en la mezquita Imán Jomeini, en el complejo donde Jameneí tiene su residencia en el centro de Teherán.

 

En su intervención, Rohani recordó que ha llegado a la Presidencia con “el apoyo de la gente que quiere un cambio, una vida mejor, sin corrupción, sin pobreza y sin discriminación”.

 

También señaló que sus votantes esperan “un mayor respeto y dignidad”, en una aparente referencia a las reclamaciones de una menor presión social por parte del régimen teocrático de la República Islámica, donde miles de opositores y disidentes del sistemas están encarcelados.

 

En todo caso, Rohani, un clérigo de 64 años que lleva casi cinco décadas de lucha por la revolución islámica y más de tres en cargos relevantes del régimen, aseveró que con las pasadas elecciones no hubo “ruptura entre el pueblo y el Estado”.

 

Y agradeció al presidente saliente, Mahmud Ahmadineyad, también presente en el acto, su labor al frente del país en los pasados ocho años, en los que la situación económica y las relaciones exteriores del país han sufrido un grave deterioro.

 

En el texto de ratificación, Jameneí felicitó al pueblo iraní por la apertura de una nueva etapa en el Ejecutivo con la elección de Rohani, cuya figura elogió por sus casi cinco décadas de trabajo en favor de la Revolución Islámica y los más de treinta al servicio del régimen teocrático chií que gobierna Irán.

 

En opinión de Jameneí, el pueblo iraní, con su participación de casi un 73 por ciento en los comicios que ganó Rohani, “dio una respuesta decidida a los enemigos”, en referencia a los países occidentales y sus aliados, a los que acusó de hacer “todo tipo de esfuerzos políticos y propaganda para desalentar a la nación”.

 

Para él, la participación masiva en las elecciones es un mensaje claro a todo el mundo “de lealtad indiscutible a la revolución, de confianza y esperanza en el régimen de la República Islámica y de confianza en los clérigos valientes”, como es el caso de Rohani.

 

El moderado Rohani, apoyado por los reformistas del régimen islámico y por muchos electores ajenos y contrarios al sistema, llega a la presidencia tras ganar en primera vuelta y por sorpresa los comicios del pasado 14 de junio.

 

Rohani cuenta con el respaldo de dos ex presidentes reformistas, Akbar Hashemi Rafsanyaní y Mohamad Jatamí, que ya gobernaron con Jameneí, con el que también tiene lazos desde su colaboración en la guerra contra Irak (1980-1988).

 

La ceremonia de toma de posesión de Rohani comenzará mañana con un discurso del presidente del Parlamento, Ali Lariyani, seguirá con la intervención de jefe del Poder Judicial y concluirá con el juramento y el discurso de Rohani.

 

Para asistir a esta ceremonia han llegado ya a Irán numerosos visitantes internacionales, entre ellos, y como invitado especial, el antiguo Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana.

 

También asistirán altos cargos de diversos países de América Latina, entre ellos Venezuela, Nicaragua y Cuba.