Hartos del abandono del Estado frente a los asesinatos, secuestros y quema de casas para obligarlos a dejar sus tierras, un grupo de más de 500 pobladores armados inició el fin de semana una batida en la sierra de Guerrero en busca de integrantes de las organizaciones de Los Caballeros Templarios.

 

Los habitantes de por lo menos tres municipios identifican a esa organización de narcotraficantes como los responsables del terror que han generado en las comunidades rurales y obligado a desplazarse a lugares más seguros. Estiman que se trata de una célula de Los Templarios y quizá algunos de La Familia Michoacana, de entre 50 y 60 hombres, que portan armas largas, pistolas y hasta granadas, con ellos estarían participando un grupo de ex guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).

 

El grupo de pobladores, armados con rifles viejos y algunas armas largas que le han quitado a los narcotraficantes, comenzaron a rastrear una parte de la Sierra Madre del Sur, en donde se esconde ese grupo, por lo que podría entrar en contacto con los sicarios en cualquier momento y de ocurrir un enfrentamiento, dicen los pobladores, “no habrá cuartel para los malos”.

 

La determinación

 

La población tomó la decisión de crear este grupo, muy parecida a las autodefensas que han surgido en Guerrero, y se integró con los hombres de las comunidades afectadas, particularmente del municipio de Tlacotepec, a cuya cabecera municipal han arribado cientos de personas desplazadas, sobre todo mujeres y niños, en busca de seguridad, cobijo y atención.

 

La determinación se dio porque ni el gobierno federal ni el estatal se ha preocupado por garantizar la seguridad de los habitantes, riesgo que se intensificó desde hace por lo menos cuatro semanas, cuando un grupo de hombres armados, con camuflaje militar, comenzó a “limpiar” la vertiente interior de la Sierra Madre del Sur, que incluye a los municipios de Coyuca de Catalán, Ajuchitlán del Progreso, Apaxtla, San Miguel Totolapan y Tlacotepec.

 

Los grupos criminales han aprovechado la huida de los pobladores para robarles sus animales, destruirles casas y tierras.

 

“¿Te has fijado que en las fotos de los desplazados sólo aparecen mujeres y niños? Es porque la mayor parte de los hombres se organizaron y, desde hace dos días, están recorriendo la sierra de Tlacotepec en busca de los malos. En cuanto los encuentren los van a acabar, aquí no hay negociación”, contó uno de los habitantes de aquella región.

 

Movilización

 

El grupo de pobladores que conoce la región, desde hace por lo menos dos días llevan a cabo una operación de rastrillaje a campo traviesa por las montañas por las que se dispersan los sujetos armados que identifican como Los Templarios, aunque otras versiones los identifican como sicarios de La Familia Michoacana.

 

Los pobladores y algunas autoridades lo aceptan, que son Los Templarios quienes desde 2011 comenzaron una campaña de “vaciado” de los pueblos de la sierra, desde Vallecitos de Zaragoza hasta Tepetixtla y, ahora, Tlacotepec, con el objetivo de mantener el control geográfico de la zona productora de amapola y marihuana, sobre todo del cordón del Filo Mayor.

 

Esa organización criminal inició sus operaciones de barrido en la parte alta de los municipios de Petatlán y Coyuca de Catalán, de donde expulsaron a decenas de familias de una región conocida como La Laguna, además de hostigar a los grupos de ecologistas que han luchado por mantener intocado la riqueza forestal de esa parte de la sierra.

 

Los choques intermitentes entre el grupo delictivo y algunas unidades de la guerrilla fueron revelados en 2009, por el Comandante Ramiro en entrevistas con medios de comunicación. A la embestida contra la guerrilla se sumaría un grupo de campesinos habilitados como paramilitares por el gobierno del estado.

 

El asesinato de Ramiro a fines de ese año abrió la puerta para que el grupo paramilitar, en sociedad con el grupo delictivo de Los Templarios, que por esas fechas mantenía una presencia incipiente en Guerrero, comenzara operaciones para la apropiación del territorio, muy productivo para la amapola, que sería el objetivo estratégico de la organización criminal.

 

A partir de 2010, Los Templarios comenzaron su “limpieza” en la parte alta de los municipios de Petatlán y Tecpan. Los primeros expulsados fueron los habitantes de la zona de La Laguna, encabezados por Juventina Villa Mojica, a quien le asesinaron la mayor parte de su familia.

 

Finalmente, el asesinato de Villa Mojica determinó el traslado de las familias de La Laguna y otras comunidades aledañas como Hacienda de Dolores y Los Guajes de Ayala, que terminaron refugiándose en Ayutla, en la región de Costa Chica.  Son decenas los asesinatos que el grupo delictivo ha cometido en aquella región de la sierra, las autoridades ni siquiera reconocen esos crímenes como parte de esta embestida del narcotráfico contra los pobladores.

 

Más tarde, entre 2011 y 2012, se apropiaron de los municipios de Ajuchitlán y San Miguel Totolapan, donde las incursiones del grupo delictivo han causado muertes e incendio de viviendas, además de secuestros de jóvenes.

 

En el ínter, los delincuentes se han topado con células de otros grupos delictivos como La Familia, Guerreros Unidos y, en últimas fechas, Los Rojos, que los han confrontado, como también sucede por el lado del litoral costero, donde se han topado con una dura resistencia de parte del grupo de Los Granados, que constituyen el único bastión que les ha hecho frente en la Costa Grande.

 

Sin embargo, Los Templarioshan logrado apropiarse de la mayor parte de la Sierra Madre del Sur, ante la indiferencia de autoridades federales y estatales, porque no han implementado una Fuerza de Intervención, como ocurrió en Michoacán, para detener a los criminales, erradicar los cultivos ilícitos y garantizar la seguridad de la población.

 

Comunitarios retienen a 30 militares en Tecoanapa, Guerrero

 

En respuesta a la detención de varios de sus compañeros y del decomiso de armas, integrantes de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) retuvieron ayer a 30 militares en El Pericón, municipio de Tecoanapa.

 

El líder de la policía comunitaria UPOEG, Bruno Plácido Valerio, indicó que por la mañana del lunes los militares llegaron y se llevaron a sus compañeros, por lo que unos 500 pobladores se organizaron para ir a exigir su liberación.

 

Al no lograrlo, decidieron retener a los castrenses, y anunciaron que realizarían manifestaciones y bloqueos en carreteras en la zona de Costa Chica para presionar la liberación de los compañeros y la devolución de las armas que utilizan para defenderse de las acciones del narcotráfico.

 

Actualmente los pobladores retienen a los militares y no les permiten el paso, esperando que autoridades federales realicen las investigaciones pertinentes.

 

Reconoce Sedesol mil desplazados

 

La representante de la Secretaria de Desarrollo Social, Beatriz Mojica Morga, reconoció que en el municipio de Totolapan, en la sierra de Guerrero, hay mil desplazados por la inseguridad.

 

Los alcaldes de Tlacotepec, Apaxtla y San Miguel, explicó, le informaron que hay 13 desaparecidos, y aceptó que no tienen ninguna estrategia para respaldar a las familias.

 

La desatención de las autoridades se muestra en un grupo de 500 desplazados que se refugiaron desde hace siete días en el municipio de Heliodoro Castillo y que denunciaron que no reciben ayuda, ni del ayuntamiento o los gobiernos estatal y federal, y son los vecinos del poblado de Huautla quienes los han alojado, comparten la comida, ropa y medicinas.

 

Personal de Protección Civil, dijeron, acudió el domingo con cinco bolsas con ropa, unas escobas, les revisaron la presión a los adultos mayores; hay 22 niños con diarrea y no hay médicos que los atiendan.

 

Algunas mujeres dijeron que hombres fuertemente armados se llevaron por la fuerza a esposos, hijos y hermanos de sus comunidades, por lo que decidieron salir con algunas pertenencias, para evitar que fueran asesinados por integrantes del crimen organizado. LAURA SÁNCHEZ GRANADOS