WASHINGTON. La Agencia de Seguridad Nacional (ASN) no sólo está interceptando las comunicaciones de estadunidenses que se contactan con extranjeros vigilados que están en el exterior, sino que también tiende una red más amplia sobre personas “con información vinculada a esos extranjeros”, informó el diario The New York Times con base en una fuente de inteligencia anónima.
Ahora se busca confirmar si la agencia violó la privacidad de sus ciudadanos mientras extraía información de sus correos y datos telefónicos.
Desde junio pasado se sabía que la operación de vigilancia de la ASN lleva a cabo una extensa búsqueda de comunicaciones en el exterior, pero la revelación del diario confirma que esa agencia también hace “búsquedas de forma sistemática y sin permiso judicial” de las comunicaciones de los estadunidenses con el exterior, lo que supone un espionaje a mayor escala.
Ese mes, ante el Congreso, el subdirector de la ASN, John Inglis, negó que el gobierno espiara “en cualquier parte de la Tierra” las comunicaciones personales de los estadunidenses sin permiso judicial.
Ahora, Steven G. Bradbury, ex responsable de Oficina de Asesoría Legal de la Administración Bush, describió al diario que por el sistema llamado Einstein 2.0 se escanea el tráfico de comunicaciones aunque, aseguró, “sólo es para códigos maliciosos particulares de computadora” pues no había autorización para adquirir el contenido de las comunicaciones para propósitos no relacionados.
La vigilancia transfronteriza de los estadunidenses fue autorizada bajo la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, en inglés), que data de 2008 y que permite el espionaje en suelo estadunidense sin el debido permiso judicial, siempre y cuando el blanco de la investigación sea un extranjero fuera del país.
La vocera de la ASN, Judith A. Emmel, aseguró a The New York Times que las actividades de la agencia son legales. Sostuvo que el objetivo de la agencia es recabar información de inteligencia, pero no de estadunidenses, sino de “personas y organizaciones extranjeras o terroristas internacionales”.
En reacción a esa información, el subdirector de asuntos legales de la Unión de Libertades Civiles de EU (ACLU, en inglés), Jameel Jaffer, dijo en un comunicado que “el programa descrito por The New York Times involucra una impresionante invasión de la vida privada de millones de personas”. Agregó que esa amplia red de espionaje de las comunicaciones de los estadunidenses “es precisamente el tipo de espionaje generalizado que la Cuarta Enmienda constitucional (que protege contra pesquisas y detenciones arbitrarias) intenta prohibir”.
Uno de los documentos revelados por Edward Snowden, conocido como “manual de reglas o de procedimientos”, menciona en uno de sus párrafos que la ASN “busca adquirir comunicaciones sobre el ‘blanco’ que no van o provienen del ‘blanco’”. Ese material, comienza con la leyenda: Top Secret/Comint/Noforn/20320108 con un sello de la Corte de Vigilancia sobre Inteligencia Extranjera de Estados Unidos en el margen superior derecho, marca la fecha del 29 de julio de 2009 y fue publicado por The Guardian el 20 de junio.
A lo largo de sus 18 páginas se indican los requisitos para adquirir información de inteligencia foránea y está firmado por el Fiscal General de Estados Unidos, Eric H. Holder Jr., en 2007. El documento, establece entre otros, la manera en la que la ASN determinará quién debe ser considerado como extranjero fuera de Estados Unidos para ser vigilado.
Ahí se establece la forma en que se confirma que los extranjeros seleccionados como objetivos de la vigilancia de la Agencia están fuera de Estados Unidos y mantienen comunicación con estadunidenses. Una vez que se determina que así es, entran en operación una serie de procesos destinados a adquirir información de inteligencia foránea conforme a Sección 702 de la ley FISA de 1978.
El ex técnico de la CIA, Edward Snowden, ahora refugiado en Rusia tras revelar dos programas de vigilancia secretos de la ASN, filtró información según la cual la agencia federal estaba utilizando la ley FISA de 2008 para ampliar el espionaje interno de las comunicaciones de los estadounidenses. EFE
Vigilancia transfronteriza
La ley federal de 2008 (FISA) autoriza la vigilancia transfronteriza de personas que viven en el extranjero o extranjeros en Estados Unidos y permite espiarlas sin permiso judicial “siempre y cuando el blanco de la investigación sea un extranjero fuera del país”. Para realizar esta vigilancia, la ASN copia temporalmente los correos electrónicos y mensajes de texto que cruzan fronteras para luego revisar su contenido. Basta que esas comunicaciones mencionen un nombre, correo electrónico u otro tipo de información sobre blancos extranjeros para que sean vigiladas por la ASN.