WASHINGTON. La designación del director Nacional de Inteligencia (DNI), James Clapper, como líder del Grupo de Análisis de Vigilancia que anunció el presidente estadunidense, Barack Obama, fue una sorpresa para muchos.

 

El funcionario es considerado como alguien que mintió al Comité de Inteligencia del Congreso sobre la magnitud de los programas de vigilancia gubernamentales y que difícilmente será objetivo en su nueva misión: asegurar que los estadunidenses no vuelvan a ser afectados por el espionaje del gobierno.

 

El lunes pasado, el presidente Barack Obama anunció que James Clapper encabezará un grupo de análisis destinado a evaluar la capacidad de la nación en materia de recopilación y vigilancia de inteligencia. Las preguntas que se plantean cuestionan si esa oficina, liderada por un alto funcionario gubernamental, será tan independiente como ha prometido el mandatario.

 

Obama anunció la creación de un “grupo independiente” de expertos “externos” para revisar en privado los asuntos relativos a los programas de vigilancia.

 

“Estamos formando un grupo de alto nivel de expertos externos para revisar todas nuestras tecnologías de inteligencia y comunicaciones”, dijo el presidente, luego de conocer las críticas de la sociedad contra la invasión a la privacidad de las comunicaciones de los estadunidenses.

 

El presidente de Estados Unidos agregó que ese nuevo grupo busca “considerar cómo podemos mantener la confianza de las personas, cómo estar seguros de que no hay absolutamente ningún abuso de cómo son usadas esas tecnologías de vigilancia”.

 

Ese mismo día, tras haberse anunciado la formación del grupo, Clapper no mencionó los abusos contra la invasión a la privacidad que auspiciaron los registros telefónicos y la recopilación de los correos electrónicos y los mensajes en internet por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN).

 

En cambio, Clapper mencionó el riesgo de que exista una “revelación no autorizada” y de que se haga pública.

 

Al mismo tiempo, explicó que el grupo de análisis que encabezará, evaluará a la luz de los avances en las tecnologías de las comunicaciones, cómo Estados Unidos emplea sus capacidades técnicas para llevar a cabo esa recolección de información de inteligencia de manera que proteja “óptimamente nuestra seguridad nacional y avances nuestra política exterior” al tiempo en que toma en cuenta otras consideraciones políticas apropiadamente.

 

El funcionario subrayó que existe siempre el riesgo de que salgan a la luz revelaciones no autorizadas y el desafío para atender lo que llamó “nuestra necesidad de mantener la confianza pública”.

 

El periódico The Huffington Post recordó cómo recientemente Clapper se disculpó por hacer una declaración “errónea” al Congreso al afirmar en una audiencia que la ASN no reúne datos sobre estadunidenses. Esa respuesta, ahora considerada como una mentira, llegó después de que el senador Ron Wyden (demócrata por Oregon) preguntara al director nacional de Inteligencia si la ASN recolecta algún tipo de datos sobre los millones o cientos de millones de estadunidenses.

 

La respuesta de Clapper fue rotunda: “No” y agregó: “hay casos en que tal vez la recolección de información se hizo inadvertidamente, pero no conscientemente” para los ciudadanos estadunidenses.

 

Cuando más tarde se confirmó que esa declaración era falsa, Clapper le dijo a NBC News: “respondí en lo que pensé que era la forma más veraz o menos falsa”.

 

Para Snowden, medios de EU son miedosos

 

El ex analista de inteligencia estadunidense Edward J. Snowden, acusado de espionaje en su país, aseguró que para revelar la información que tenía  eligió a la documentalista Laura Poitras y al reportero del periódico británico The Guardian, Glenn Greenwald, ambos estadounidenses, porque no se sienten intimidados por el gobierno de Estados Unidos.

 

“Tras (los ataques de) el 11 de septiembre, los medios de comunicación más importantes de América abandonaron su rol de controlar el poder, la responsabilidad periodística de relatar los excesos del gobierno, por miedo a ser vistos como antipatrióticos y ser castigados en el mercado durante el periodo de exacerbado nacionalismo”, explicó Snowden en una conversación cifrada (siguiendo un método informático para asegurar su confidencialidad) con el periodista Peter Maass para la revista Times Sunday.