Las sucursales bancarias o los cajeros automáticos representan parte de la infraestructura bancaria con la que cuenta el país, pero también forman parte de ella las terminales punto de venta, esas cajitas, inalámbricas o no, con las cuales se pueden realizar pagos en los comercios y que se comunican vía telefónica con el banco para cerciorarse de que el cliente tiene saldo o goza de crédito para poder efectuar la compra deseada.
El país cuenta con una infraestructura bancaria que consiste, según las últimas cifras de la Asociación de Bancos de México (ABM), en 13 mil 474 sucursales bancarias, 40 mil 100 cajeros automáticos y 630 mil terminales puntos de venta; a esto hay que sumarle alrededor de 35 millones de tarjetas de crédito y 96 millones de tarjetas de débito, aproximadamente. Puede parecer una infraestructura amplia y adecuada, pero no lo es; de hecho, estamos lejos de poder satisfacer los servicios mínimos bancarios que requiere la población.
Cuando las cifras anteriores se dividen por el número de habitantes del país, se obtiene una cantidad mucho menor a la de otros países. Cabe señalar que si bien es una comparación válida, influyen en ella las características idiosincráticas propias de cada nación. Todos conocemos, por ejemplo, la costumbre de nuestros vecinos del norte de usar cheques, o el hábito de los alemanes de realizar pagos de alto valor con billetes. Estas características le dan forma a la infraestructura, definiendo el número de sucursales o el de cajeros automáticos idóneos para un país, y es que no existe una estructura modelo o ideal, cada país tiene que descubrir la suya, la que mejor se adapte a sus necesidades, gustos y geografía.
En México, las terminales punto de venta se han quintuplicado en los últimos 10 años, y el número de cajeros ha aumentado en más del doble en el mismo periodo; sin embargo, estos últimos apenas representan 81 cajeros por cada 100 mil habitantes, una cifra pequeña en comparación con los más de 200 que tiene Canadá, o los 120 que tiene Brasil o 150 de España.
Sucede algo similar con el número de sucursales por cada 100 mil habitantes: mientras que en México existen 15 sucursales por cada 100 mil personas, en Brasil hay 46, en Canadá 24 y en España 90. Las diferencias son grandes, y si bien no existe una regla, el hecho es que México aparece en todos estos indicadores con las cifras más bajas, inclusive cuando se le compara con países menos desarrollados.
El reto de la banca mexicana es seguir ampliando esta infraestructura y llevar los servicios bancarios a todos los rincones del país, con calidad y a costos razonables. Se dice fácil pero no lo es; sin embargo, las nuevas tecnologías y la regulación reciente ayudarán, la figura de corresponsal bancario permitirá a la banca crear redes de representantes bancarios, éstos podrán ser comercios de cualquier tipo y podrán realizar algunas operaciones bancarias y dichas redes de agentes formarán parte de una nueva infraestructura que pronto podrá duplicar el número de sucursales. Estas redes permitirán ofrecer servicios competitivos en lugares que actualmente carecen de presencia bancaria y deberán incluirse en el inventario ampliado de infraestructura de la banca en el futuro.