SHENZHEN, China. Huawei observa con cuidado todos los anuncios que hace el gobierno de México en el marco de la reforma de telecomunicaciones. Esta empresa, que ha participado como proveedor de tecnología en más de 140 países, no descarta participar como proveedor de tecnología en los proyectos que proponga el gobierno mexicano para abaratar el costo de las comunicaciones y potenciar el desarrollo económico de los mexicanos.
Sobre una carretera en el sur de China, cerca de la frontera con Hong Kong, el camino se parte en dos: si giras hacia el lado izquierdo, Foxconn, la fabricante de la mayoría de la tecnología que en el mundo vende Apple, Microsoft, Samsung y otras marcas que desarrollan y vienen a este lugar a ordenar millones de sus productos para luego revenderlos en todo el planeta como pan caliente. Si giras al lado derecho, te encuentras con Huawei, una especie de villa de adolescentes o campus universitario privado que hace palidecer por el diseño de los edificios y el frenético movimiento de gente las zonas más activas de Silicon Valley.
Shenzhen es la primera de las Zonas Económicas Especiales que creó China, en 1979. Era una pequeña villa, que se ha consolidado como uno de los polos del desarrollo de esta nación. Es considerada por los jóvenes como un lugar para buscar la fortuna y la fama. Aquí se abren las oportunidades, o se entiende que el mundo es un lugar muy cruel en donde los sueños se deben dejar para el momento de ir a la cama, mientras la realidad se encarga de disolverlos sin piedad al amanecer.
Y cómo no. La calidad de vida que se respira en este lugar tiene aspiraciones de Hong Kong, su vecina, una ciudad con herencia británica que exuda lujo y humo de motores de Ferrari, Porsche, BMWs y Mercedes. Casas construidas en lo más alto de las montañas, pues ese es el significado de ser alguien en la vida. Sí, aquí los ricos tienen su mansión en los lugares más altos, expuestos cerca del cielo para que todos en la ciudad puedan verlos. El que se ve desde todas partes, por ejemplo, es el de Jackie Chan, el héroe de las películas de artes marciales que tiene dos esposas, una aquí y otra en Miami. Puede hacerlo, nos explican, porque es budista, y su religión y su situación económica lo permite. Acá eso es común, entre más dinero tienes, más esposas puedes tener, amantes o lo que quieras.
Sin embargo, tu vida no está completa del todo si no tienes un auto de lujo. Es uno de los símbolos de poder más socorridos por los profesionistas. Si andas en Metro y eres médico, te ven como fracasado. A los médicos y a los ingenieros y a los abogados no les gusta verse como fracasados, entonces tienen que comprarse el mejor auto de la agencia, el más nuevo, el más caro, el más veloz, el más atractivo. Eso demuestra tu éxito. Si además tienes un yate, eres más poderoso. Si además una casa en la montaña y varias esposas, eres tan poderoso como Jackie Chan (aunque no se ven casas más grandes que la de él desde el ras de suelo).
Los más a lo que aspiran es a tener un departamento de 50 o 60 metros para su familia. Que es mucho, dependiendo la zona, pues simplemente la renta ronda los dos mil dólares estadunidenses en promedio, en una colonia popular. Mientras que comprar un departamento sin lujos, sólo para vivir decentemente como clasemediero, representa algo así como 700 mil dólares.
La lucha por sobresalir, por ser el hombre de la montaña, es extrema. Pero también genera una competencia que ha logrado posicionar las industrias de este país en niveles que otros países no se explican.
Cómo explicarse por ejemplo que una empresa como Huawei tenga instalaciones más sofisticadas que decenas de edificios de Silicon Valley, la supuesta cuna de la tecnología moderna. Espacios de exhibición y centros de investigación que semejan naves espaciales por dentro, mientras que por fuera se funden como parte de una naturaleza que antes sólo veía pasar a pescadores hacia la costa.
Una explicación podría ser su forma de encarar los problemas y encontrar soluciones. Roland Sladek, vicepresidente de medios internacionales de Huawei, recuerda que en la década de los 90 ellos comenzaron a competir con los proveedores de telefonía en China. Eran grandes empresas extranjeras que traían tecnología de punta a las capitales. Huawei se enfocó en las áreas rurales, ahí vieron que tenían oportunidad de hacer negocios.
“Un ejemplo de lo que Huawei hizo…”, recuerda, “Había unas villas que dejaban de trabajar por meses. Por qué, era algo extraño. Lo que pasaba era que en esas villas había un problema de ratas. Se comían los cables de máquinas muy costosas”.
Tomaron las máquinas y reforzaron los cables y les pusieron más protección. No fueron inventores de tecnologías disruptivas en ese momento, pero demostraron que entendían a los clientes de china.
“Así es como comenzamos”, dice Sladek.
Las ventas totales de Huawei en 2012 ascendieron a 35.4 mil millones de dólares estadunidenses; un año antes fueron por 32.4 mil millones de dólares; 27.6 mmdd en 2010; 21.5 mmdd en 2009, y 18 mmdd en 2008. Su crecimiento, a diferencia de sus competidores de otras partes del mundo, parece imparable.
Tiene 150 mil empleados en el mundo, simplemente en este campus de Zhenshen hay 30 mil trabajadores distribuidos en su centro de producción, su centro de logística, entrenamiento, R&D, administración y muchos otros espacios secretos que están rodeados de vegetación y sólo los que tienen acceso pueden saber a qué se dedican.
Es un gran complejo de oficinas, que más parece el campus de una universidad gigante. Incluso tiene dormitorios y un pequeño hospital.
En una de las zonas en donde guardan todo lo que están generando en sus laboratorios enseñan sus smartphones, como el P6, que acaban de lanzar en Gran Bretaña hace unas semanas y que en septiembre más o menos llega a México. Su phablet Mate y otros productos portátiles. Sin embargo, llama la atención el desarrollo que tienen en el campo de las redes, sobretodo porque tienen una antenas que ofrecen la tecnología 5G, pero que el mundo podrá utilizar hasta dentro de unos siete años.
Mientras en México se discute cómo entrar de lleno al 4G, aquí se habla de una generación de servicios que todavía no tiene aplicaciones ni dispositivos listos para aprovecharla en ningún país desarrollado.
Tienen cajeros bancarios que se conectan vía telepresencia con la sucursal, y que amplian la gama de servicios que las instituciones pueden ofrecer sin estar físicamente frente al cliente, como la entrega de tarjetas de crédito y la revisión del historial del solicitante en minutos (cruzando bases de datos y generando los contratos de firmas a través de sistemas biométricos).
Destaca también el poder de redes que despliegan para sus clientes de gobierno y corporativos. Puedes controlar todas tus computadoras, toda tu información y quién puede acceder a esa información. Además, puedes moverte entre dispositivos con la confianza que nadie más verá todo lo que genera tu empresa o gobierno, sin tu consentimiento.
Es precisamente uno de los puntos que el mundo entero ahora observa, la protección de datos, después de que Edward Snowden revelara las prácticas de espionaje de la National Security Agency (NSA) de Estados Unidos, y toda la red de empresas estadunidenses que le dieron las armas cibernéticas para controlar esos flujos de información de las naciones amigas y enemigas, incluyendo a los particulares que hacían uso de los servicios.
Le recordamos a Sladek que hay muchos comentarios en México acerca de Huawei, que indican que es una empresa ligada al gobierno chino y que es vista como una amenaza por los medios estadunidenses, que advierten que podría robarse secretos estratégicos del gobierno si gana contratos con empresas que trabajan dentro de la Unión Americana.
Renzhengfei, el fundador de Huawei, es el blanco de los comentarios. Estudió en el Instituto Chongqing de Ingeniería Civil y Arquitectura. En 1974 se unió al cuerpo de ingenieros del ejército como soldado. Se retiró y comenzó a trabajar para la Zhenshen South Sea Oil Corporation en 1983 y cuatro años después, en 1987, creo la empresa.
Incluso en México, a partir del anuncio de la apertura de la banda de 700MHz, se menciona en algunas columnas que Huawei podría aprovechar su presencia en México para afectar al país que gobierna Barack Obama.
“Renzhengfei trabajó para el ejército durante 10 años, él estudió Ingeniería Civil. Pero si ves las empresas estadunidenses, 60% de los CEOs de las 500 empresas de la lista de Fortune, tienen algún tipo de relación con el ejército de Estados Unidos, si todo el mundo tomara en cuenta esto como una forma de medir, ya nadie trabajaría con empresas estadunidenses, siendo honestos”.
Sladek asegura que son independientes del gobierno, por cualquier lado que se vea a la empresa.
–¿Cómo manejan estas percepciones que se generan, con sus clientes potenciales en América?
–Antes que nada, provienen solamente de los estadunidenses, eso no parece ser un problema para el resto del mundo. En segundo lugar, yo soy europeo, allá no tienes que probar tu inocencia, se presume que eres inocente hasta que se demuestra eres culpable. En este caso, no creo que Huawei tenga que probar nada. Todas las pruebas se deben discutir, pero por el momento, muchos competidores estadunidenses están usando esto para cabildear en contra Huawei sin pruebas. Eso es más preocupante, si tienes pruebas, está bien, sácalas y discutamos el problema. Pero si no, creo que no es justo en términos de negocios. Creo que las empresas estadunidenses a veces son proteccionistas, por qué, porque si ves cómo Huawei está posicionado en el mercado europeo, cuando entramos en 2000, te darás cuenta de que llevamos más inversión y menores precios para los consumidores. Por eso entiendo que estén preocupados los competidores con márgenes altos. El consumidor pierde.
Mientras esto se discute, al ras del suelo muchos de los empleados que están detrás de todo este movimiento económico simplemente quisieran ser algún día como Jackie Chan, tener esposas, por lo menos un Rolex, autos de lujo, un yate y una casa en lo más alto de la montaña.