Aunque el colesterol está presente en alimentos como el huevo y los crustáceos, la mayor parte se produce en el hígado, que convierte la grasa saturada de los alimentos en colesterol. Algunos de los platillos con elevado contenido de grasa saturada son carne roja, embutidos, quesos, mantequilla, pasteles, crema, aceite de coco y de palma.
El colesterol se encuentra presente en todo el cuerpo. Para saber nuestros niveles de colesterol es necesario realizar un perfil de lípidos en el laboratorio.
Las lipoproteínas son las responsables de transportar el colesterol por el organismo. Nos enfocaremos en las clasificaciones principales:
HDL, también conocido como colesterol bueno, tiene una función protectiva. Se ocupa de llevar el colesterol de las arterias al hígado para después ser utilizado por el cuerpo. Este proceso evita la acumulación de grasa y la formación de placa en las arterias. Los niveles óptimos según la asociación americana del corazón son entre 40 y 50 mg/dl en hombres y de 50 a 60 mg/dl en mujeres.
LDL o colesterol malo es dañino, ya que se acumula en las paredes arteriales (arterosclerosis). Su exceso puede llegar a bloquear las arterias incrementado el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares (angina de pecho, infarto…). Debemos tener menos de 100 mg/dl en torrente sanguíneo.
A continuación unas recomendaciones que ayudan a mantener los niveles óptimos de colesterol:
1. Alimentación:
a. Evite consumir alimentos que contengan grasas saturadas.
b. Incluya platillos con fibra, como las frutas, verduras, leguminosas y cereales integrales.
c. Elija productos lácteos reducidos en grasa.
d. Opte por grasas monosaturadas y poliinsaturadas como aceite de oliva, aguacate, semillas.
e. Consuma omega 3, éste incrementará el nivel de HDL y disminuirá los niveles de triglicéridos en sangre. Lo encontramos en pescados grasos como salmón, trucha, sardinas, atún fresco.
f. Utilice métodos de preparación como parrilla, vapor, plancha, horneado y no fría sus alimentos.
g. Prescinda de alimentos con grasas hidrogenadas.
h. Los esteroles presentes en fruta, verdura, semillas, leguminosas y aceites vegetales tienen una estructura parecida al colesterol, por lo que bloquean su absorción en nuestro intestino y como resultado ayudan a reducir los niveles de LDL.
2. Evite el sobrepeso: Cuando existe un exceso de peso hay probabilidad de poseer malos niveles de colesterol, pues probablemente se lleva una alimentación inadecuada con alto contenido de grasa saturada.
3. Realice actividad física e impida el sedentarismo. El ejercicio promueve la quema del LDL y aumenta los niveles de HDL.
El colesterol también puede ser una condición genética por lo que es imprescindible realizarse estudios cuando la familia tiene historial de colesterol alto.
La próxima vez que pensemos en el término colesterol recordemos que existe un colesterol malo y uno bueno el cual es necesario para que nuestro organismo pueda subsistir.
¡Añade vida a tu nutrición!