La historia de Humberto Castillo como restaurantero se proyecta en una suma de coincidencias, pero también de una pasión y un gusto por el oficio que hoy se traduce en nuevos retos y satisfacciones, después de más de 40 años de trabajo.
Dedicado al sector de abasto alimentario, conoció en los 70 a dos empresarios que cambiaron el rumbo de vida, involucrándolo en el pujante negocio de las pizzas. Justamente en 1969, Gustavo (Pilo) Maya y el estadounidense Harold (Hal) Gershman inauguraron en la Ciudad de México Happy’s Pizza, ubicado inicialmente en el número 17 de la calle de Tolstoi, en la colonia Anzures, y siendo por muchos años un referente en la propuesta pizzera capitalina, antes de la popularización comercial de este platillo.
A esta primera propuesta que gozó de gran éxito, siguió otro establecimiento al sur de la ciudad, en San Ángel; otro más en Tecamachalco, además del restaurante en Ciudad Satélite, convertido en poco tiempo en un referente culinario en esa zona de apogeo habitacional.