En paz descanse Ricardo Ludlow, eterno luchador,

padre cariñoso, hombre generoso

 

El Estado mexicano no logra encabezar cambios porque la sociedad va varios pasos delante de él. El PRI volvió al gobierno bajo la ilusión de gobernar con eficiencia en el actual entorno institucional. Aseguraban que era una cuestión de oficio político. En sus primeros meses actuaron rápido. Restauraron el diálogo que el PAN despreció, y ofrecen cotidianamente notas a los medios para aparentar que la política vuelve a reinar. Pero, la necesidad de rellenar espacios los ha llevado a abusar del impacto mediático y a subestimar a sus interlocutores.

 

Han ganado tiempo pero sus acuerdos ya no permean a las bases. Con los llamados poderes fácticos avanzan porque negocian con un puñado de empresarios. Cuando se trata de grupos sociales, las negociaciones desembocan en conflicto social.

 

Conforme aumenta la presión, se anclan a su pasado autoritario y regresan a las tácticas de Calderón (como anunciar la captura de un capo ante una crisis social, como los plantones de la CNTE). Desgraciadamente, la cooptación de líderes y la negación ya no bastan para controlar a grandes grupos sociales o de interés cuya fuerza crece ante la pusilanimidad y la inacción de la autoridad. El fantasma de Atenco despierta con fuerza. Si reprimen serán acusados de autoritarios y se reactivarán diversos activistas que les hicieron la vida difícil durante la campaña. Si no actúan, se abrirá el espacio para que todo grupo de interés se envalentone y rete a las instituciones. En ese caso, habrá que prepararse ante el problema que generarán la reforma energética y la fiscal.

 

La debilidad institucional se evidenció con el sitio de la capital por parte de la CNTE. La coordinadora fue, inicialmente, invitada al Pacto por México. Se tomaron la foto pero sus comentarios no fueron incorporados en la reforma a la ley secundaria. Eso se consideró una provocación. La CNTE tomó las calles del DF, doblegó a los legisladores al sacar la evaluación magisterial de la agenda legislativa y los obligó a sesionar en sede alterna. El gobierno del DF busca negociar con ellos, la sociedad los critica y Gobernación los amenaza. De todos modos, los maestros se instalaron en el Zócalo capitalino y siguen con su movilización.

 

La CNTE llegará hasta donde el sistema le permita y lo va a provocar hasta el límite. Pero no hay que olvidar que se trata de un grupo heterogéneo, donde no todos son radicales. Conforme el Estado falla en sus soluciones o desatiende sus demandas, crece la línea dura. Se aviva el conflicto y se asoma la probabilidad de revivir Atenco, pero no es lo mismo reprimir desde Toluca que desde Bucareli o desde Los Pinos.

 

La solución no es fácil porque la sociedad mexicana, incluidos los grupos que confrontan al Estado, muestra vigor y persistencia aunque sus peticiones no siempre sean razonables. Exige soluciones que, a veces, rebasan el alcance del Estado. Por su parte, las instituciones han perdido capacidad de respuesta. El engranaje legal y la complejidad de la gestión pública limitan la posibilidad de generar respuestas creativas para desactivar la presión.

 

La crisis de la CNTE pone en evidencia el deterioro del sistema político. El gobierno parece una oveja disfrazada de lobo cuyo disfraz ya no espanta. Parece que necesitábamos el regreso del PRI para entender que el problema es el sistema político en su conjunto y que el estancamiento que nos urge superar va más allá de las capacidades del equipo en el poder.

 

Estimado lector, esta será, por lo pronto, mi última caja de espejos en 24 HORAS. Agradezco tu compañía a lo largo de estos casi 20 meses y también al equipo editorial del periódico, a Martha Ramos y por supuesto, a Raymundo Riva Palacio.