En lo externo, se profundizó el compromiso de una seguridad regional con Estados Unidos. La creación del Comando Norte (NorthCom), la efímera existencia del Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), así como una serie de compromisos continentales liderados por ese país, implicaron para México una presión importante para al menos, adecuar sus políticas, estructuras, leyes y presupuestos.
Sin duda, la medida más evidente, fue la creación de la Ley de Seguridad Nacional, en el sexenio de Vicente Fox. Esta norma, con todo y sus limitaciones, es un marco de referencia a propósito de las prioridades de México tanto internas como externas en la materia. Con el paso del tiempo y la involución del crimen organizado, éste se convirtió en uno de los principales antagonismos al Estado mexicano.
Dadas las características del sistema político mexicano y la naturaleza de la comunidad de inteligencia, las Fuerzas Armadas, también adquirieron una papel más visible y protagónico en asuntos y tareas referentes a la seguridad nacional, esto derivado a su vez, del incremento en el rol de las Fuerzas Armadas en varias partes del mundo, para hacerle frente al terrorismo y al ya mencionado crimen organizado.
*Coordinador del diplomado “Defensa y Seguridad Nacional: viejos temas y nueva agenda”, de la UNAM