WASHINGTON. Un eje de la crisis política de Siria es el interés de algunos países árabes por evitar la construcción del gasoducto más grande en Medio Oriente, pactado por Damasco con sus vecinos Irak e Irán. Ese proyecto podría consolidarse si tiene éxito la propuesta de Rusia para que el régimen de Bachar al-Asad entregue al Consejo de Seguridad (CS) su arsenal químico.

 

Al respecto, el presidente estadunidense Barack Obama anunció que si el gobierno de Bachar acepta el plan ruso evaluaría la posibilidad de suspender la represalia militar contra el país árabe. Entretanto, ayer se canceló la reunión prevista en el Consejo de Seguridad de la ONU para avanzar en el diseño que seguirá la entrega del arsenal sirio, por las desavenencias entre rusos y estadunidenses.

 

La construcción del gasoducto se definió el 25 de julio pasado, en plena avanzada de los grupos opositores sirios, los gobiernos de Siria, con Irak e Irán acordaron construir un gasoducto tripartita. Esa obra está pensada para ser el más grande transporte de hidrocarburos del Medio Oriente y se extendería desde el campo Pars, al sur de Irán, hacia Europa, vía Líbano y el mar Mediterráneo. Además, el gasoducto consolidaría la posición de Irán como un gran jugador global.

 

Aunque el Memorándum de Entendimiento (MDE) se firmó hace unas semanas, las negociaciones datan desde 2010. Lo avalaron el Ministro de Petróleo Iraquí, Abdelkarim al-Luayabi, su contraparte sirio Sufian Allaw y el iraní Mohammad Aliabadi. Ahí se contempla que el gas iraní transite hacia Grecia y de ahí a Europa en un gasoducto que correrá a lo largo de 6 mil kilómetros.

 

El costo del proyecto sería de unos 10 mil millones de dólares y se concretaría en 3 o 5 años. Ahora se realiza el estudio de factibilidad para completar el acuerdo final a fines de año y una vez que eso ocurra, se comenzará a disponer el envío de unos 110 millones de metros cúbicos de gas natural al día.

 

Para algunos, este asunto constituye una de las principales razones del conflicto en Siria. En este preciso momento hay una intensa carrera para adquirir el gas de esa región y llevarlo a Europa. Por un lado, estarían compitiendo Siria, Irak e Irán con su proyecto trinacional y por el otro, los dos grandes jugadores energéticos regionales: Arabia Saudita y Qatar.

 

El plan trinacional desafía el proyecto de Qatar para erigir un gasoducto paralelo que correría desde su Campo Norte (contiguo al campo Pars del sur de Irán), a través de Arabia Saudita, Jordania y Turquía. En esa ecuación energética, también juega un papel importante Israel, que ya ofreció su puerto a sus posibles socios árabes para exportar el fluido, de ahí que ese proyecto reciba el nombre de Proyecto Haifa.

 

El Proyecto Haifa, data del Memorándum de Entendimiento de 1975, firmado por el entonces secretario de Estado Henry Kissinger. En sus considerandos, el documento contemplaba que Estados Unidos “garantizaría las reservas de petróleo y energía a Israel en tiempos de crisis”. Más de tres décadas después, en 2007, representantes de Tel Aviv y Washington volvían a discutir los costos y contingencias para emprender ese proyecto.

 

Ese gasoducto conforma pues, una parte del entramado energético de los entretelones del actual conflicto en Siria.

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 Adversarios y aliados

 

Los ministros de Exteriores del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) estiman que la propuesta rusa sobre las armas químicas de Siria no detendrá “el derramamiento de sangre” en ese país, y reiteran su apoyo a cualquier “medida disuasoria” contra el régimen del presidente Asad. El CCG -integrado por Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Baréin y Omán- estimó que el régimen sirio “ha rechazado” “los serios esfuerzos internacionales para resolver el conflicto”.   Entre los integrantes del CCG, Arabia Saudí y Catar se han destacado como acérrimos detractores del régimen de Al Asad, que les acusa de financiar y armar a los rebeldes.

 

En la región, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, dio hoy por su parte su apoyo a la iniciativa rusa e insistió en la necesidad de buscar una solución política al conflicto. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, reveló hoy que Rusia y Siria trabajan ya en un “plan concreto, claro y eficaz” para poner bajo control internacional las armas químicas de Al Asad. EFE