El tradicional vals, chambelanes, pastel, vestido y padrinazgo del jefe de Gobierno del Distrito Federal a las jóvenes que celebraban sus XV años, ha dado un giro. Desde el cambio de nombre del programa, que de venirse llamando Quinceañeras cambia a un más escueto Ya tengo 15, junto con la implementación de un curso de capacitación contra la violencia para las adolescentes.
En un convenio firmado entre el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) e INMUJERES DF se propuso dar una serie de talleres sobre derechos sexuales y reproductivos, equidad de género, prevención de adicciones, violencia en el noviazgo y feminicidio a las jóvenes.
De tener un enfoque meramente festivo se le adiciona una mirada educativa lo que da un viraje a uno de los ritos de iniciación femenina más arraigados en la cultura popular mexicana, hecho que podría generar un quiebre de los clásicos festejos de quinceañeras.
Ya sea que hayamos tenido nuestra propia fiesta de XV años, nos hayan invitado a alguna o simplemente pongamos atención a los espectaculares sobre las avenidas principales en que se hace invitación a la próxima 15 Fest Expo, es más que evidente que la tradición de presentar ante la sociedad a la joven adolescente sigue en pie en México.
En los tiempos del porfiriato, las clases altas hacían estas celebraciones para lograr acuerdos matrimoniales convenientes para las familias, para hoy en día haberse popularizado permeando a todas las capas sociales, sin necesariamente tener como meta un enlace matrimonial.
En relación a los cursos de capacitación que se enmarcan en el programa Ya tengo 15, al conocer la gran cantidad de temáticas a abordar en el taller y las escasas 15 horas (una hora diaria) en que se pretende dar los cursos, no puedo evitar pensar que por más intensivo que sea el taller no se logrará cubrir todos los contenidos y la asimilación de los mismos, ya que desde los temas que tienen que ver con cuerpo y sexualidad hasta los que hablan sobre violencia y adicciones, es necesario un tiempo prolongado para en principio sensibilizar a las adolescentes sobre las temáticas y generarles cuestionamientos sobre su papel como mujeres jóvenes en la sociedad.
Hasta el momento no se ha subido a las redes de manera detallada el programa a cubrir, a pesar de que en octubre se tiene contemplado iniciar los talleres.
Pese a los inconvenientes señalados la nueva propuesta del Gobierno del Distrito Federal pone el dedo en el renglón en un tema fundamental, la construcción de ciudadanía, específicamente en el ejercicio de la ciudadanía desde el ser mujer, las posibilidades y obstáculos.
Podría parecer a simple vista que sólo es una suma de pláticas, talleres, lecturas, las que se les darán a las 610 mujeres que serán elegidas de distintas delegaciones, pero el hecho de que se introduzcan temas tan relevantes como el de derechos sexuales y reproductivos, feminicidio, equidad de género, llevará a reflexionar a las jóvenes mujeres sobre su papel como sujeta política y por sujeta entiendo a que sean dueñas de su propio accionar y no como supeditadas a las estructuras patriarcales.
Convertirse en sujeta política inicia desde el que las mujeres tengan la información suficiente y adecuada para que puedan tomar decisiones. Si seguimos la postura dictada por el Estado en el que lo privado no pertenece a lo político, nos daríamos cuenta de que se ha arrebatado el rol de ciudadana de las mujeres al limitarla al ámbito de lo privado y alejarla de lo público.
Aquí lo interesante es preguntarnos ¿Qué tipo de ciudadana se quiere? ¿Una alienada, que siga las normas establecidas por el Estado o una joven consciente que las cuestione? ¿qué tipos de bases se darán para la construcción de esta nueva ciudadanía femenina?
No es una cuestión de adoctrinar a las jóvenes, ni de darles una receta pues cada persona tiene un contexto distinto, sino más bien guiarlas para que ellas vayan abriéndose espacios en donde descubran su accionar político y su capacidad de transformación individual y social.