A las agrupaciones de la oposición siria las une el objetivo de destituir al presidente Bachar al-Assad aunque las dividen: sus diferencias ideológico-religiosas y la visión de futuro que formulan para ese país árabe. Los grupos opositores atrajeron la atención regional e internacional tras los disturbios en 2011 contra el régimen sirio. Algunos de ellos han obtenido un respaldo significativo, en armas, propaganda y capacitación de países occidentales, fundamentalmente de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

 

Analistas estadunidenses y europeos coinciden en que las contradicciones internas de los llamados “rebeldes” impiden suponer que en algún momento dejarán la lucha armada para construir un poder político eficaz sin depender del extranjero.

 

En un intento por esclarecer quiénes son los que combaten al régimen de al-Asad, así como sus capacidades reales de liderazgo y de gobierno, la edición del 11 de septiembre del Wall Street Journal publicó que esa oposición tan heterogénea “plantea una de las cuestiones más complejas que enfrenta el gobierno” del presidente estadunidense Barack Obama. El sitio web del diario describía que esa oposición “es tan diversa que oscila entre grupos como el Ejército Libre Sirio (FSA, en inglés) y los radicales islámicos del Frente al-Nusra.

 

Apuntalados por países de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, los opositores han ganado territorio en medio de batallas contra el ejército  y en operativos de ocupación de zonas estratégicas, como ocurrió en el estratégico poblado cristiano de Malula, hace dos semanas. Las víctimas civiles de esa confrontación van en ascenso. Cifras de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) muestran que en dos años han huido 2 millones de personas.

 

El 27 de mayo la UE decidió poner fin al embargo de armas para la oposición siria. Esa medida fue criticada por organizaciones humanitarias que reclamaron a los gobiernos europeos que debían usar su influencia para que cesen esas transferencias de armas para cualquiera de las partes en el conflicto sirio para “detener el derramamiento de sangre y evitar una mortal carrera de armas” en aquel país, como destacó Anna Macdonald de la organización humanitaria Oxfam.

 

La heterogeneidad de la oposición siria alimentan el recelo en Washington, Londres, Paris y Bruselas. “No se trata de elegir entre dos bandos, sino de decidir entre varios”, cita el Jefe de Estado Mayor Adjunto general Martin Dempsey en su informe dirigido el 19 de agosto al asambleísta por Nueva York, Eliot Engel. Dempsey agrega que “el bando que elijamos debe estar preparado para promover sus intereses y los nuestros cuando la balanza se incline a su favor. Actualmente no es así”.

 

El futuro

 

Las facciones radicales islámicas no vislumbran un futuro de Siria alineado con EU o la Unión Europea. Sin embargo, la denominada Brigada Tawhid que se integra al Ejército Libre de Siria, está vinculada con el grupo al-Nusra que Washington mantiene en su lista de organizaciones terroristas. Otras organizaciones, cuya sede está en el exilio, mantienen fuertes compromisos con sus anfitriones, de ahí que sea dudoso que actúen de forma independiente en el futuro. Tal es el caso del Consejo Nacional Sirio, cuya cúpula oficia desde Turquía.

 

La reciente decisión del presidente estadunidense de optar por una ruta diplomática para que el gobierno del mandatario sirio, Bachar al-Asad ponga bajo resguardo internacional sus armas químicas, cambió el escenario para los rebeldes. Algunos se sintieron “más abandonados y divididos” que nunca, estiman analistas del Grupo Internacional de Crisis, organismo independiente de análisis político.

 

Aún está por descifrarse qué actor del conflicto interno sirio es responsable del ataque químico contra la población civil del 21 de agosto en la periferia de Damasco. El lunes pasado, el equipo de la ONU aclaró que su mandato no era descubrir quién realizó ese ataque, sino confirmar que tal arsenal fue utilizado.

 

El incierto panorama actual enciende los focos rojos sobre el comportamiento futuro de la oposición siria. El próximo viernes, la Casa Blanca debe anunciar si considera que el gobierno de al-Asad acató el pacto sobre armas químicas. Si no fuera así, se reactivará la crisis en Siria con una oposición dividida, pero fuertemente armada y en busca de patrocinios internacionales.

 

El mosaico rebelde

 

Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFORS).

 

Se formó el 11 de noviembre de 2012, en la Cumbre de Doha.

Propone destituir a al-Asad y hacer de Siria un estado plural, democrático y civil.

Agrupa a la mayoría de las facciones opositoras, incluidas las formaciones militares y es renuente a la ayuda occidental, liderada por EU.

Reconocido por: Francia, Turquía, Reino Unido y España. En Medio Oriente lo respaldan: el Consejo de Cooperación del Golfo y la Liga Árabe.

 

Consejo Nacional Sirio (CNS)

 

Se formó el 22 de agosto de 2011 y lo preside George Sabras.

Es una coalición opositora y sólo la Liga Árabe, Libia y Francia reconocen como interlocutor.

Controla a parte del Ejército Libre de Siria (ELS), formado por desertores de las Fuerzas Armadas. Desde noviembre de 2012 se unificó a la CNFORS, donde forma el 25% con 22 de los 60 asientos.

 

Ejército Libre de Siria (ELS)

 

Se formó en agosto de 2011 por desertores del ejército que estaban en Turquía.

Es el mayor de los grupos en las fuerzas armadas opositoras y su líder es el coronel Reyad Mousa Al Al’as’a.

Su creciente importancia lo convirtió en un oponente clave del régimen entre los grupos salafistas (islámicos que reivindican el retorno a los principios del Corán).

 

Consejo Nacional Kurdo (CNK)

 

Agrupa a 15 partidos kurdos. Ese sector es la mayor minoría étnica del país que constituye el 10% y ha sido privado de sus derechos civiles por el partido Baath, en el poder.

Proponen el respeto a su cultura y lengua, así como la descentralización política más que administrativa. También existe la Unidad de Protección al Pueblo (YPG) con demandas semejantes.

 

Hermandad Musulmana

 

Se formó desde 1928 y su sede está en Cairo. Hasta agosto pasado lo lideraba Mohamed Badie, ahora preso en Egipto y es un grupo prohibido en Siria.

Las revueltas contra el régimen le dan la esperada oportunidad de regresar al país luego de décadas en el exilio. Ante la crisis actual, ese grupo emergió como uno de los mejor organizados de la oposición y ganó el apoyo de la mayoría religiosa sunita.

Occidente teme que cobre fuerza pues es su adversario ideológico y político pues puede convertirse en un actor importante.

 

Jabhat Al Nusra (JN)

 

Activo desde el 23 de enero de 2012, su líder es Abu Mohammad al-Goran.

Es un grupo sunnita y es uno de los opositores más fuertes, tiene entre 6 mil y 10 miembros. Está en la lista de organizaciones terroristas de la ONU.

Pretende que el país sea un estado islámico y reconoce su cercanía con el líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri.

Está bien armado y tiene una historia de ataques suicidas y ataques con bombas.