Desde 2008, el proceso de pacificación de favelas dirigido por el gobierno regional ha retirado a los narcotraficantes de muchas de estas comunidades para llevar unidades de policía, servicios básicos como recogida de basuras y correos, y vastos programas sociales.
Muchos residentes han encontrado en el negocio de la restauración un modo de vida y, con ello, la llamada “Ciudad Maravillosa” tiene ahora nuevos locales que ofrecen una sabrosa variedad de comidas, desde especialidades brasileñas a los platos más internacionales.
Algunos de estos locales, como el Bar do David, en la favela de Chapéu Mangueira, próxima al turístico barrio de Copacabana, han ganado incluso fama internacional.
Bloch tuvo la idea cuando realizaba un documental en las comunidades pacificadas y cada día buscaba lugares para almorzar junto a su equipo.
Con sus colaboradores visitaron 97 establecimientos de 11 favelas, buscando locales bajo los criterios de comida, higiene y el atractivo de las historias personales de sus dueños.
Según el director, “la comida es un pretexto ideal” para conocer estos lugares, desde la barriada de Providência, cuyo bar Favela Point sirve un batido de caramelos y vodka, hasta la de Dona Marta, que el primer sábado de cada mes celebra un espectáculo de samba con “feijoada”, el plato nacional, con arroz, fríjoles y carne de cerdo.
Barroso explica que ahora, tras mucho aprendizaje, intentan innovar constantemente y ofrecen platos como la “peixoada”, una adaptación de la “feijoada” con frutos de mar en vez de carne, o el filete de “picanha” (un corte de ternera) con salsa de piña.
El Bar Lacubaco está en la calle principal de Vidigal, la avenida João Goulart, y desde allí se puede contemplar el océano Atlántico mientras se toma un solomillo de ternera con guarnición de arroz a la piamontesa, una de las especialidades de la casa.