México no puede impedir inversiones procedentes de China, como las del Dragón Mart en Quintana Roo, dijo Idelfonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía.
“No es saludable reaccionar de una manera que se nos puede leer como un país xenofóbico o discriminatorio, porque tendremos consecuencias como economía”, respondió a los empresarios ante la insistencia de cuál será el futuro ese proyecto.
No deben escucharse los comentarios que salen de Cancún, de que no se puede permitir el arribo de 750 personas provenientes de China, señaló a los asistentes de la reunión anual de industriales organizada por Concamin.
Desde el año pasado, el proyecto enfrenta la oposición de cúpulas empresariales, las cuales dicen que su instalación incrementa el riesgo de prácticas desleales de comercio contra la industria mexicana. Temen perder sus negocios ante la competencia, eficiencia y habilidad para hacer tratos comerciales que distingue a los asiáticos.
Apenas el 9 de septiembre de 2013, el municipio de Benito Juárez dio permiso para la construcción del megaproyecto comercial y turístico.
La inversión programada exclusivamente para el proyecto será de entre 180 y 220 millones de dólares y se estima la generación de ocho mil a ocho mil 500 empleos directos e indirectos.
“Sin embargo, a mí me preocupa cuando reaccionamos a algo que era humo en ese momento, y ahora se ha avanzado en la entrega de las autorizaciones”, dijo Ildefonso Guajardo.
“El Dragón Mart es una habilidad de mis paisanos de Nuevo León que vieron en un lote una oportunidad de mejorar el valor de la tierra con un centro de exhibiciones de clase internacional”, recordó.
“Como un país que se ha distinguido internacionalmente, que avanza en comercio e inversión extranjera, sería incongruente negarle la entrada a inversiones de China”, agregó el titular de Economía.
Pero no logro calmar los temores de los empresarios mexicanos.
“No somos xenofóbicos, pero en materia de comercio quiero que sean muy cuidadosos”, expresó Rodrigo Alpízar Vallejo, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra).
El empresario mencionó que le encanta la comida china y son bienvenidas las inversiones chinas en infraestructura en transporte, carreteras y puertos.
Pero insistió en acusar a los empresarios chinos como desleales.
Aseguró que hay muchas quejas en contra de ellos por supuesto comercio desleal y piratería, asumiendo que es lo único que son capaces de crear los representantes de la milenaria cultura que hoy es vista con admiración y envidia por la mayoría de las naciones desarrolladas.