Muchas décadas de práctica psicoanalítica reflejan dos cosas: cierto conocimiento de mis pacientes cuando entran a la edad adulta, por un lado, y el hecho irrenunciable de que yo mismo he entrado a ese periodo de la vida. Por tanto, algo puedo decir al respecto; sin embargo, trataré de evitar rasgos técnicos, médicos, y buscaré que la reflexión sea un tanto personal.
Los trucos de la edad resultan justamente eso: trucos. No siempre es posible reconocer claramente en nuestra vida en dónde acaban, en un plano psicológico, las actitudes del niño interno y en qué momento nos volvemos entes un tanto más responsables. Si acaso, hay algo de niño, hay algo de adulto y hay algo de viejo en cada uno de nosotros.