El Museo Nacional de Antropología e Historia es uno de los recintos museográficos más importantes de México y del mundo.
Inaugurado el 17 de septiembre de 1964, atrae cada año a más de dos millones de visitantes, con 23 salas de exposición permanente, una sala de exposiciones temporales y dos auditorios fue diseñado por el afamado arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez.
Probablemente contiene una de las colecciones de arqueología y etnografía más grandes y espectaculares del mundo.
La Piedra del Sol es el Corazón del museo es su pieza estelar, sin embargo hay piezas y vestigios casi de todo México, algunas de las obras más destacadas que hay en el Museo de Antropología son:
La cabeza Colosal Olmeca, restos encontrados en el Cenote Sagrado de Chichen Itzá y una réplica del Cámara Funeraria de PaKal el Grande de Palenque y la gigantesca estatua del dios de la lluvia Tláloc de aproximadamente unas 170 toneladas y que algunos expertos dicen que desde que el monolito de Tláloc se encuentra en su nueva ubicación llueve muchísimo más en México DF.
Te comparto a continuación las 10 piezas que no debes perder de vista en MNAH.
Lucy: Australopithecus afarensis
Ubicada en la primera sala del museo corresponde a una introducción a la actividad de la Antropología.
Es el esqueleto fosilizado de 3,2 millones de años de antigüedad, fué descubierto por el estadounidense Donald Johanson el 24 de noviembre de 1974 a 159 km de Adís Abeba, Etiopía, este esqueleto no se encuentra en el museo pero si un prototipo encarnado.
Se trata de un prototipo de una hembra de alrededor de 1 metro de altura, de aproximadamente 27 kg de peso de unos 20 años de edad y que al parecer tuvo hijos con un cráneo minúsculo Lucy andaba sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización.
Coatlicue: ‘la madre de todos los dioses’
Coatlicue es la madre de todos los dioses del panteón azteca y una forma de la diosa de la tierra y la fecundidad, madre de Coyolxauhqui y Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra, conocida también como Tonantzin, algunos historiadores creen que es la antecedente de Guadalupe.
Fue exhumada el 13 de agosto de 1790, al excavar un drenaje en el Zócalo, enterrada y desenterrada varias veces en el Universidad de México por atentar contra el culto religioso y por ser considerada una obra terrorífica. Coatlicue representa tanto el nacimiento como la muerte. Provocó horror a los conquistadores.
Es una escultura tallada por todos sus lados, de 2.5 metros de altura, 1.67 m. de anchura máxima y 1.3 m. de espesor máximo
Entre sus atributos era representada como una mujer usando una falda de serpientes y un collar de corazones que fueron arrancados de las víctimas de los sacrificios, está tenía garras afiladas en las manos y los pies como la diosa madre de los mexicas, su esposo era Mixcoatl, que según fuentes siendo virgen alumbró a Huitzilopochtli.
Se cree fue tallada en año 1500
Coraza Tula
Sirvió de coraza defensiva e indumentaria ceremonial en la antigua ciudad de Tula
Se trata de la Coraza de Tula. La espalda y pectoral están formados con conchas rojas y de tonalidades moradas, en tanto que en la parte inferior sobresalen remates nacarados de madre perla, de la especie Pinctada mazatlanica, considerada la más bella y grande; y un holán elaborado con pendientes de caracoles Oliva.
El chaleco se confeccionó entre los años 900 y 1,000 d.C.; de acuerdo con el arqueólogo Luis Gamboa Cabezas, “la pieza se descubrió cerca de los Atlantes, en 1993: estaba depositada dentro de una caja de adobe pintada de amarillo, en el interior del Palacio Quemado de Tula, uno de los edificios más importantes de esa zona arqueológica.
La pieza quedó reconstruida en 1995, luego de un complicado trabajo de restauración realizado en los talleres del Museo del Templo Mayor por un equipo de restauradores, arqueólogos y biólogos.
Teocalli de la Guerra sagrada
La representación comúnmente aceptada como la más antigua del emblema fundacional mexica está en este monolito. Hallado donde ahora está el Palacio Nacional.
La imagen labrada en la piedra es hermosa y terrorífica: un águila parada sobre un nopal pletórico de tunas.
El nopal crece de las entrañas de un personaje tendido en el agua: Cópil, sobrino del dios del Sol, Huitzilopochtli.
Cópil traicionó a su tío y a los mexicas, según la leyenda, y por eso yace herido de muerte. Las tunas son corazones humanos, el alimento divino.
Sus simbolismos son una exaltación a la ideología del poder mexica, y al principio religioso de la guerra sagrada.
Incluye la representación del águila sobre un nopal, devorando corazones humanos.
Comúnmente se cree que es una serpiente lo que devora, como el Escudo Nacional de México. Se encuentra en la Sala Mexica.
Sus simbolismos aluden a la exaltación bélica una necesidad vital de sacrificios humanos y de sangre para los dioses.
Atlante de Tula
La teoría más aceptada sobre lo que representan estos colosos es la de un grupo de guerreros toltecas en función de guardia permanente del Templo de Quetzalcóatl.
Los 4,6 metros de altura de cada uno de estos colosos formados por 4 bloques.
Tollan (lugar de muchos barrios), y durante muchos años fue el foco principal de la civilización en Mesoamérica, reinando una dinastía de reyes-sacerdotes descendientes del dios Quetzalcóatl.
Para muchos investigadores Tollan fue una ciudad mítica, más propia de la fantasía que de la realidad. No fue hasta finales del siglo XIX que se procedió a su descubrimiento en un lugar llamado en la actualidad Tula, próximo a la ciudad de México D.F. unos 80 kms y de la antigua Teotihuacán unos 65 kms.
Vasija del Mono de Obsidiana
Sin lugar a dudas una de las obras maestras de los mexicas, esta escultura delicadamente tallada y bruñida obliga de inmediato a plantear la pregunta de si se trata de un mono que emerge de una vasija o si el mono se está transformando en ella. Dadas las asociaciones conocidas entre los monos y la deidad del viento, esta pieza quizás alguna vez se utilizó en relación con el culto de Ehécatl.
Fue ofrecida por un campesino al director del Museo Nacional a cambio de una talega de maíz; y por voz de quien lo llevó al museo a principios de la década de 1880, se sabe que fue hallado en Texcoco y que se ignora totalmente en qué sitio y en qué contexto cultural fue encontrado. Después de haber sido robada del museo en 1985 fue recuperada.
Tláloc y Chalchiuhtlicue
Tláloc fue una de las divinidades más antiguas y veneradas de toda Mesoamérica.
Éste es el dios de las aguas que llegan del cielo, asimilándolo como divinidad agrícola. pero no de las aguas que ya están en la tierra, como pueden ser los ríos. Para los ríos y lagos está la diosa Chalchiuhtlicue, que significa ‘falda de jade’. También ella es la esposa de Tláloc.
Se le atribuía una Fuerza Suprema de la naturaleza y el cosmos con fuerzas diferentes enfrentadas, benéficas para los humanos en ocasiones y en otras desastrosas.
Benefactor, que en ocasiones se muestra destructivo, en ocasiones desciende para fecundar las tierras y hacer germinar y crecer las cosechas, o enviar relámpagos rayos y tempestades creando peligros en los lagos, ríos y mares. y si era su voluntad enviaba granizo, inundaciones o sequías.
Era por tanto necesario hacerle ofrendas y adorarle para ganarse su favor, en su honor se realizaban ceremonias y rituales. Siendo sus más fervosoros peticionarios los agricultores, pescadores y marineros.
El Monolito de Tláloc es una escultura de origen nahua, ubicada actualmente a las afueras del Museo Nacional de Antropología de México, sobre Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Tiene una altura de 7 metros y un peso estimado de 168 toneladas. la escultura construida entre los siglos IV y VI dC, el monolito más grande de América,
Fue hallado en San Miguel Coatlinchan, Estado de México, de donde fue extraído en 1964 para ser colocado fuera del museo, con el apoyo del Ejército Mexicano ante la oposición y sabotaje de los pobladores de Coatlinchan para evitar su extracción y traslado. Si bien es conocido popularmente como Tláloc, algunos investigadores como Alfredo Chavero la identificaron como Chalchiuhtlicue, la deidad femenina del agua.
Penacho de Moctezuma
Penacho de Moctezuma a un quetzalapanecáyotl o tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas a la réplica del original que actualmente se encuentra en el Museo de etnología de Viena, en Austria, que según la tradición perteneció al huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520), aunque no hay certeza histórica de ello, ni autenticidad de su antigüedad Incluso que sea un atavío para la cabeza ha sido cuestionado.
A lo largo de varios siglos, la pieza ha cambiado de dueños en varias ocasiones hasta parar en Viena, Austria. Tiene una altura de 116 cm y un diámetro de 175 cm. El centro del penacho está hecho con plumas azules del ave xiuh totol, y tejuelos de oro en forma de medias lunas con piedras preciosas.
Sigue una zona rosa de plumas de tlauquechol y otra zona de plumas marrones de cuclillo, de donde sale una hilera de plumas verdes de quetzal, algunas de hasta 55 cm. de largo.
Sigue otra zona también de plumas de quetzal. En total tiene más de 400 plumas de quetzal. A pesar de que en la actualidad está muy deteriorado, su valor estimado por el gobierno austriaco es de 50 millones de dólares.
Se cree que esta pieza es solo uno de muchos penachos que poseía. Según esta teoría, Hernán Cortés entabló conversaciones con Moctezuma quién le incita a convertirse a su religión católica monoteísta y a ser vasallo del rey Carlos I.
Esto concientizó a Moctezuma de la guerra que se aproximaba y probablemente para comprar tiempo para organizarse dio a Cortés en conjunto con otras 158 piezas este penacho, en forma de regalo para su rey.
Así, estas piezas fueron inventariadas y enviadas a Europa, a Alemania, donde en ese momento residía el rey. La pieza fue olvidada y muchos años después fue descubierta, restaurada y utilizada como símbolo del Museo de Etnología de Viena.
Las autoridades austriacas nos han solicitado a cambio dos reliquias: el carruaje de oro puro del emperador Maximiliano I de México, que es la pieza emblemática del Castillo de Chapultepec, y el escudo ceremonial prehispánico azteca “Chimalli”, hecho con piel de jaguar y decorado con plumas de pericos, cardenal rojo, cotinga azul y pato, una de las máximas obras de arte plumario hechas en México.
Máscara del Dios Murciélago
La “Máscara del Dios Murciélago”, fue elaborada entre los años 200 a. C. .-200 dC, durante el Período Preclásico mesoamericano, por la cultura zapoteca, civilización precolombina de Mesoamérica que se asentó en los valles centrales y el istmo de Tehuantepec, México, desde 1500 a. C. hasta 1521 d. C., y que dio origen al actual estado de Oaxaca.
La máscara fue hallada en una ofrenda que acompañaba a cinco esqueletos en el adoratorio la cual era una ofrenda a los muertos debido a que ellos les rendían tributo, al este del Montículo de la plaza central, en el yacimiento arqueológico de Monte Albán, situado a 10 km de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
La máscara representa una cara humana y encima de ella la imagen del Dios-murciélago zapoteco, llamado Piquete Ziña. La máscara está conformada por varias placas superpuestas de jade, finamente pulidas y que, reunidas, conforman la espectacular imagen de este mamífero volador asociado al inframundo y a la muerte
La piedra del Sol
Es la pieza sin duda preside el Museo de Antropología e Historia.
Mide 3.60 metros de diámetro, 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas.
En el centro del monolito se encuentra el rostro del dios solar Tonatiuh dentro del signo “movimiento” (Ollin), con sus dos manos, cada una con una pulsera; un ojo y ceja, porque nada se le puede ocultar.
Además en cada mano, sus garras apresan un corazón humano, y su lengua está representada como un cuchillo de pedernal, expresando la necesidad de sacrificios para la continuidad del movimiento solar.
La Piedra del Sol es uno de los monolitos más antiguos que se conserva de la cultura mexica, cuyo tallado fue fechado alrededor del año 1479.
Fue derribada o enterrada al consumarse la Conquista de México y permaneció así hasta su hallazgo en el Zócalo, la plaza mayor de Ciudad de México, el 17 de diciembre de 1790. Fue colocada a un costado de la Catedral Metropolitana.
A finales del siglo XIX se trasladó al Museo Arqueológico de la calle Moneda y en 1964 fue trasladada al Museo Nacional de Antropología e Historia, donde preside la Sala Mexica de dicho museo y está inscrita en diversas monedas mexicanas.