Esta última semana, después de 14 años de estar viviendo en la misma casa, finalmente llegó el momento para mudarme. Confieso que nunca había pensado en lo que involucra una mudanza. Como todos, había leído artículos sobre lo difícil que es mudarse. El Consejo de Reubicación de Empleados de los Estados Unidos ubica una mudanza en niveles de estrés equiparables a una muerte o divorcio. Yo pensé que sería inmune, que con una buena organización sortearía cualquier contingencia. Pero nunca está uno preparado para esas sorpresas que te da la vida.
Todo empieza con la búsqueda del nuevo hogar. Fue prácticamente imposible encontrar ese lugar que llenara todas mis expectativas. Mientras más propiedades veía más sentía que mis opciones se iban reduciendo. Varias veces, después de haber hecho un recorrido con una corredora, me pregunté por qué quería dejar mi casa, en la que había sido tan feliz. Pero cuando la desesperación parecía empezar a ganar, como por arte de magia las oportunidades surgieron y encontré un lugar en el que me imaginé que podría vivir encantada.