Es una imagen tan evocadora hoy como lo fue hace cien años: una doncella sobre la Luna. Solo que ahora, para conmemorar los cien años de la marca, la revista Vanity Fair remplazó en su portada la ilustración de George Wolfe Plank con una foto de la supermodelo Kate Upton, tomada por Annie Leibovitz.
La publicación con la que nació el imperio de Condé Montrose Nast (fundador de Condé Nast, el grupo editorial que hoy es dueño, además, de Vogue, Wired y The New Yorker) nació, literalmente, con otro vestido. Nast, un editor neoyorquino con fuertes lazos europeos, compró en 1913 la revista de moda masculina Dress.
Bajo el nuevo nombre de Dress and Vanity Fair, publicaría cuatro ediciones ese año y seguiría haciéndolo, incluso, durante los años de la Gran Depresión. Derrotado por la falta de anunciantes, decidió que Vanity Fair, su niña consentida, fuera absorbida en 1935 por la más sólida Vogue, que casi la doblaba en circulación.
Vanity Fair fue apenas un nombre famoso hasta 1983, cuando el grupo –ahora propiedad de Samuel Irving Newhouse Jr.-, decidió que era hora de revivirla.
Para el número de octubre, que es el del aniversario, el editor, Graydon Carter, escribió: “Vanity Fair fue modelada por el momento de su nacimiento, cuando lo que los historiadores llaman ‘el largo siglo XIX’ –de la Revolución Francesa a la Primera Guerra Mundial– llegaba a su fin”.
Desde su nacimiento, la revista fue un semillero de talentos literarios que hoy cuenta con una lista que incluye nombres como los de D. H. Lawrence, Robert Benchley o Dorothy Parker. Lo mismo podría decirse en los campos de la fotografía o la caricatura. Sin embargo, la historia de Vanity Fair es imposible de repasar sin un vistazo a sus icónicas portadas, en las que han desfilado las estrellas más rutilantes del mundo del cine, la televisión, el deporte, la moda y, en ocasiones, la política. De Greta Garbo a Jennifer Lawrence y de Diana de Gales a Barack Obama, la revista ha definido por décadas el éxito y el glamour.
Y sin embargo, la revista ha sabido mirar más allá. Temas como la Guerra Fría o la globalización hallaron espacio en sus páginas, en las que hoy es posible leer sobre la caza a Bin Laden, el ataque al consulado de EU en Bengasi o la ciberguerra.
Tres exclusivas
En 1996 desnudó el uso de aditivos en los cigarrillos para potenciar los efectos adictivos del tabaco.
En mayo de 2005 reveló al mundo la identidad de Garganta Profunda, la fuente detrás de las revelaciones del Watergate.
En 2011 recibió elogios, pero también críticas, por publicar una entrevista exclusiva con el criminal Charles Manson, que rompió un silencio de más de 40 años.