Como cada año en esta fecha, los paraguayos compartieron el pasado primero de octubre un contundente guiso de “jopará” para ahuyentar al “Karaí Octubre” (el Señor Octubre), un anciano harapiento que representa la miseria y el hambre en el imaginario popular del país.
Es una tradición de origen incierto, pero tanto en bares y restaurantes, como en plazas, mercados y hogares no faltó la olla de “jopará” (mezcla, en guaraní), donde se guisa el poroto con el locro (maíz blanco), toda clase de vegetales y, para los más pudientes, carne de vaca y cerdo.
“En octubre todo florece pero se acaban las reservas de las cosechas; ahuyentando al Karaí Octubre garantizamos evitar las vacas flacas para los tiempos venideros”, explicó un representante del Colectivo de Estudiantes y Actores de Teatro de Paraguay, Lorenzo Duarte.
Duarte y sus compañeros colaboraron en la organización de un “jopará” en el céntrico y popular barrio Loma de San Jerónimo de Asunción, donde en una callejuela la cocinera Lita Figueredo preparó su receta para ahuyentar los malos augurios.
El grupo de actores realizó un acto callejero representando la resistencia de la población a la llegada del andrajoso y temido Señor Octubre, a quien se expulsa a palos.
Siguiendo la receta de su familia, la vecina de la Loma preparó en una olla jopará con calabaza, espinaca, cebolla, locro, poroto y otras verduras, guiso que sirvió gratuitamente a los comensales que pasaron a ahuyentar al Señor Octubre.
El personaje se recrea cada año en distintos barrios y ciudades, por donde transita un harapiento “Karaí Octubre”, husmeando en los hogares para asegurarse de que el puchero está lleno, pues si no lo está a la familia y el vecindario le espera la penuria y la escasez para el resto del año.
Hay historiadores que creen que esta tradición fue creada entre los guaraníes por los frailes franciscanos y los jesuitas durante la colonia española, mientras enseñaban a los indígenas a racionalizar su consumo de alimentos en los tiempos de escasez.
Y también la plaza de la Democracia, del centro de la capital, congregó a centenares de personas que disfrutaron de jopará de cerdo, vaca y de queso, las tres formas típicas de preparar el guiso.
Epifania Selva, de 70 años, dijo que fue a la plaza a continuar la tradición familiar para asegurarse abundancia.
“Antes era algo muy íntimo que se hacía en el hogar. Ahora, ya que no hay nadie en casa vengo a comer aquí con todos”, añadió.
El promotor cultural de la municipalidad de Asunción, Clemente Cáceres, explicó que con la llegada de la agricultura, durante la colonización, comenzó el temor a las heladas, las sequías y otras inclemencias del clima subtropical del país.
“Este mito sirvió a Paraguay para que la gente se organice y guarde reservas por si sale mal la siguiente cosecha”, dijo Clemente, quien recordó que su abuela, en los años sesenta, pasaba todos los primeros de octubre sentada en la puerta de casa, desde la mañana hasta el anochecer, armada con un palo para evitar la llegada del Karaí. EFE