Semana cinco de la NFL, de esas que se prestan a odiosas y ociosas comparaciones, todo a colación de la visita de los Broncos al AT&T Stadium de los Vaqueros de Dallas, donde Denver buscará mantener ese aplastante dominio que lo tiene con marca perfecta de 4-0 y que coronó la semana pasada con la paliza de 52-20 sobre las Águilas de Filadelfia. Claro, con una actuación de ensueño del veterano Payton Manning.

 

Manning ya enfila a los 38 años y las críticas por el nivel de juego exhibido hasta el momento vuelan, al grado de considerar que está jugando mucho mejor que si fuera un jovencito; nada tan descabellado si se toman en cuenta los números del mayor de los hermanos Manning.

 

En 2007, Manning era votado el Jugador Más Valioso del Super Bowl, tras completar 25 de 38 pases, acumular 247 yardas, incluido un touchdown y una intercepción en el triunfo de sus entonces Potros sobre los Osos de Chicago por 29 puntos a 17. Seis años después, apenas en el juego de la semana pasada ante Filadelfia, Manning se despachó con 28 de 34 pases completos que le dieron 327 yardas y cuatro anotaciones.

 

Manning, con todo y sus dolores de cuello, se mantiene en el más alto nivel, ahí donde Jerry Jones, el dueño de los Vaqueros quisiera tener a su quarterback, Tony Romo, al menos en resultados similares a los que ostenta el hoy pasador de los Broncos.

 

Y no, no es un supuesto; el dueño del equipo de la estrella solitaria así lo hizo saber apenas durante el previo a la temporada regular de este 2013. Jones dijo que Romo debería seguir el ejemplo de Manning en cuanto al volumen de preparación previo a un partido.

 

¿Estaba hablando de una falta de compromiso de Romo? Le acababan de extender el contrato seis años y 108 millones de dólares al pasador de un equipo que perdió su partido de la semana cuatro ante San Diego para quedar con marca de 2-2.

 

No tener un anillo de Super Bowl es parte de las críticas que el pasador de los Vaqueros ha visto acrecentar desde los playoffs de la temporada 2006, cuando Dallas iba abajo en el marcador por un punto ante Seattle, estaba a una jugada de asegurar la distancia para patear el gol de campo de la victoria, pero Romo tuvo dificultades para controlar el balón centrado, se rompió la jugada, y no le quedó más que correr para quedarse a una yarda de la anotación y a media del primero y gol, lo que le marcó un fatídico destino en Dallas, al menos hasta ahora.