Un atacante suicida hizo estallar sus explosivos entre una multitud de peregrinos chiíes en Bagdad el sábado, y otro detonó sus explosivos dentro de un café al norte de la capital, en los más letales de varios ataques en Irak que dejaron al menos 66 muertos.

 

Estos hechos, que incluyeron ataques contra periodistas y combatientes suníes opuestos a los extremistas, se inscriben en el brote de violencia que ha causado el número de muertos más elevado en cinco años en Irak.

 

La intensificación del derramamiento de sangre ha incrementado los temores de que el país se encamina de nuevo hacia una espiral de violencia como la que lo puso al borde de la guerra civil en los años posteriores a la invasión estadounidense de 2003.

 

La dimensión de la matanza de peregrinos se hizo evidente al acercarse la medianoche, cuando las autoridades revisaron la cifra de muertos a 42, más 80 lesionados.

 

El atacante detonó sus explosivos en un retén mientras los peregrinos cruzaban el vecindario de Azamiya, de mayoría suní, rumbo a un prominente santuario en el vecindario chií cercano de Kazimiya, según autoridades policiales.

 

Cuando menos cuatro policías que estaban en el puesto de control se cuentan entre las víctimas, dijeron las autoridades.

 

Al mismo tiempo, otro atacante suicida hizo estallar sus explosivos en una cafetería en Balad, un poblado predominantemente chií al que rodean comunidades suníes a unos 80 kilómetros (50 millas) al norte de Bagdad.

 

El alcalde de Balad, Malik Lefta, dijo que al menos 13 personas murieron y 22 resultaron heridas en ese atentado.

 

En agosto, la cafetería fue blanco de otro ataque suicida.

 

Una bomba oculta también estalló en el interior de una cafetería en el vecindario de Baiyaa, mixto religiosamente, con resultado de tres muertos y 13 heridos, dijo la policía.

 

Nadie se adjudicó la responsabilidad de los ataques. El brazo de al-Qaeda en Irak a menudo envía atacantes suicidas y los blancos son civiles chiíes en un intento por minar la confianza de la ciudadanía hacia el gobierno encabezado por los chiíes.

 

Horas antes, individuos armados mataron a tiros a un reportero y un camarógrafo del canal privado de televisión al-Sharqiya cuando las víctimas efectuaban una cobertura en la ciudad norteña de Mosul, según la policía.

 

La ciudad fue baluarte insurgente suní y ha sido una de las zonas de más difícil control en Irak.

 

Al-Sharqiya identificó a los fallecidos como el corresponsal Mohamed Karim al-Badrani y el camarógrafo Mohamed Ghanem. Se desconoce de momento los motivos de este ataque.

 

Al-Sharqiya es uno de los diversos canales independientes que salió al aire después del derrocamiento del dictador Saddam Hussein.

 

El canal provocó la ira del actual gobierno chií debido a la difusión de contenidos que denuncian corrupción, deficiencia de los servicios y otros problemas.

 

Las autoridades habían suspendido en abril las licencias de funcionamiento de al-Sharqiya, de otros ocho canales iraquíes y la transmisora panárabe Al Yazira tras acusar a esos medios de exacerbar las tensiones sectarias.

 

El director de noticias del canal, Ali Wajih, djo en entrevista telefónica que no había recibido información alguna de la policía de Mosul, y expresó confianza en que se efectúan las investigaciones sobre ambos asesinatos.