Las riquezas del ártico son realmente extraordinarias. Bajo sus hielos se encuentran un 30% de los yacimientos vírgenes de gas y 13% del petróleo mundial. Por ello, el Polo Norte además de sufrir las consecuencias del cambio climático, empieza a ser causa fricción entre las principales potencias.
Grandes compañías petroleras se están preparando para invadir zonas del Océano Ártico que antes estaban protegidos por el hielo, sin embargo actualmente la extracción de hidrocarburos engloba serias dificultades y es poco rentable.
“Están desesperados para reclamar el petróleo que yace bajo el lecho marino, y esperan grandes cantidades de dinero, esto provocará la quema de más combustible, y el fundimiento más hielo. Es un círculo vicioso impulsado por la codicia”, escribiría The Guardian.
Para Alexánder Pásechnik, experto de la Fundación Nacional de Seguridad Energética, el ártico debe ser la principal fuente de extracción de hidrocarburos.
“Cuando se agoten las reservas terrestres de hidrocarburos, el paso siguiente será la extracción de recursos árticos. Pero la integración económica del Ártico comenzará, como mínimo, dentro de cinco o siete años, y quizá dentro de una década”.
Sin embargo, la explotación del Ártico implica elevados riesgos para la ecología. Recientemente se celebró el tercer foro “El Ártico, territorio del diálogo”, donde se dieron cita trescientos setenta y cinco expertos y representantes de Rusia y de otros países preárticos.
En su intervención presidente ruso, Vladimir Putin destacó que en esa área se admitirán para la actividad sólo a compañías que cuenten con las tecnologías más perfectas.
“Esto es sumamente importante porque un derrame de petróleo en esta área será un problema mucho más grave que, por ejemplo, el accidente ocurrido en la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México. Allí las consecuencias del derrame petrolero se han nivelado ya. Esto se debe gracias a la autodepuración del agua. Pero en el Ártico no se puede esperar tal desenlace”.
Interés geopolítico
A nivel geopolítico, el ártico es la única salida segura de Rusia al Océano y, por consiguiente, de todos los países del mundo a través de la Ruta Marítima del Norte. Por ello, Moscú cambió su política de transportes, y planea abrir la ruta por el ártico de forma permanente con ayuda de rompehielos atómicos.
Por su parte, China también construye su flota de rompehielos y da a comprender por todos los medios que el ártico es un patrimonio mundial y no sólo propiedad de los países que colindan con él. La ruta por el ártico puede rebajar a Pekín el costo de los transportes en 120 mil millones de dólares al año.
Mientras, Estados Unidos se prepara para asumir a partir de 2015 la presidencia del Consejo del Ártico, que actualmente preside Canadá. El organismo internacional está integrado por los países colindantes del Norte (Canadá, Rusia, Noruega, Dinamarca, Islandia, los Estados Unidos, Suecia y Finlandia) y tiene como observadores permanentes a China, India, Japón, Corea del Sur, Singapur e Italia.
Punto de estrategia militar
Por último, el ártico tiene importancia militar porque tan solo a través de la ionosfera ártica es posible interferir sustancialmente las líneas de comunicación. Y la alteración de las líneas de comunicación es la primera tarea militar.
En su esfuerzo por asegurarse la progresiva explotación de recursos y recuperar las posiciones que en el pasado tuviera la URSS, Rusia reafirmó su presencia militar en el ártico cuando Putin anunció que va a reabrir una base militar que fue clausurada en 1993 en las islas de Novosibirsk.